Desde hace años el índice pluviométrico en Cáceres ha ido descendiendo ostensiblemente hasta llegar a parámetros alarmantes para el mantenimiento y servicio de agua en la ciudad y otras poblaciones. Durante muchos años, la captación se hizo de la zona del Calerizo cuyas aguas de alto porcentaje alcalino justificaban por sí solas la denominación de aguas duras.

La falta continuada de lluvia hizo concebir el buscar otro medio para el abastecimiento; para ello, se determinó que lo mejor sería la construcción, en primera fase, de una presa sobre el río Guadiloba y las posteriores obras de la depuradora y red de distribución.

Es a partir de 1961 cuando el consumo se dispara y pasamos de 75l persona/día a 3.75l. por la incorporación de Malpartida de Cáceres, Sierra de Fuentes y el CIR (Centro de Instrucción y Reclutamiento) contando además con la expansión de la política urbanística que demanda nuevos recursos hídricos. Consolidada la primera fase del proyecto, los políticos se durmieron en las pajas y empezaron los problemas. El Grupo de Opinión Nova Norba había advertido de la necesidad de ejecutar la segunda fase del proyecto, pues hacía tiempo que las condiciones atmosféricas no propiciaban lluvias; tan necesarias para atender a una población de más de 100.000 habitantes de hecho.

El tiempo y la sequía confirmaron los temores de Nova Norba y el Ayuntamiento de Cáceres, bajo los auspicios del PSOE, se vio obligado a ejecutar unas obras de prisa y corriendo con un alto coste al tener que bombear y elevar el agua desde la cola del pantano de Alcántara en su confluencia con el río Almonte.

La cuenca del Guadiloba tiene un alto contenido de hierro que pasa a la red de distribución con graves daños para la misma, ya que las sales de hierro contenidas en el agua no son decantadas por la planta depuradora en el proceso de floculación.

El cambio climático ha originado un largo periodo de sequía lo que ha venido a agravar la situación del pantano. Durante meses, el ciudadano ha tenido que soportar un servicio de agua de baja calidad, con fuerte olor a cieno bien lejos del concepto que se tiene de la potabilidad como son incolora, inodora e insípida. La irrupción de fuertes lluvias sobre la ciudad y su término municipal nos lleva nuevamente a plantear lo siguiente: ¿Está garantizado el suministro de agua cuando se den las circunstancias de posible sequía? ¡No¡ ¿Es necesario invertir en obras complementarias del actual abastecimiento que garanticen durante un largo periodo el servicio de agua a los ciudadanos? ¡Sí!

Por todo ello, vamos a proponer cuales serían las obras a realizar para garantizar en el futuro el suministro de este bien tan escaso:

Drenado o dragado de la presa: El avanzado proceso de aterramiento que sufre la presa, con reducción de su capacidad inicial, aconseja el drenado de la misma. Este proceso tiene por finalidad el mantenimiento de su capacidad de uso al máximo rendimiento posible. Aumentar la profundidad e incrementar la capacidad del embalse, así como el control de nutrientes en las zonas de sedimentos.

Refuerzo y recrecimiento de la presa: Teniendo en cuenta el previsible envejecimiento de la presa, se deduce que las obras de refuerzo serán cada vez más importantes, y darán lugar a una actividad cercana o incluso superior a la construcción de una nueva presa. El tiempo transcurrido desde su construcción y los notables cambios económico-sociales producidos, aconsejarían, además, un recrecimiento.

Esta puede ser una solución para conseguir un aumento de regulación en el servicio. Por otra parte, un recrecimiento puede ser más económico que una nueva presa, pues a pesar de la carestía intrínseca del recrecimiento, como la parte superior de un embalse tiene una mayor capacidad por metro de altura que la media, con pocos metros de recrecimiento puede conseguirse en muchos casos un volumen de embalse que equivale al de una nueva presa de bastante altura. ( L. Rundgreen en la Q. 48, XIII Congreso ICOLD.).

La intensidad de la lluvias de estos días ha obligado a la apertura de las compuertas con la lamentable pérdida de caudal, lo que nos viene a confirmar la necesidad de ejecutar las obras propuestas. (Bibliografía E.Vallarino)