Guardias echándose a cuestas a tres ancianos para salvarlos del agua a riesgo de ahogarse ellos mismos, agentes que se niegan a ser relevados en medio de catástrofes como la reciente gota fría, que patean montañas a 40 grados para buscar desaparecidos, que se la juegan aterrizando junto a una garganta agreste del Jerte para rescatar a un montañero herido, que desmantelan el mayor campo de marihuana de Extremadura, que patrullan las carreteras, que escuchan a los vecinos, que hacen de consejeros, de psicólogos... Cuando hoy día, en una clase de Primaria, se pregunta a los niños qué quieren ser de mayores, muchos responden que guardias civiles, también policías, bomberos y soldados de la UME. Son los héroes que aparecen cuando la situación sólo pide desaparecer.

A modo de homenaje y agradecimiento, Cáceres concederá a la Guardia Civil su máximo galardón, su más profundo reconocimiento: la Medalla de Oro de la ciudad. Y lo hace justo este año, al cumplirse el 175 aniversario de su fundación. El trámite se inició el 13 de septiembre por resolución de Alcaldía. La Comisión de Cultura del ayuntamiento lo respaldó con el apoyo de PSOE, PP Ciudadanos y Vox. Solo Unidas Podemos se abstuvo al no compartir estas distinciones, sea cual sea la candidatura. El expediente se ha sometido a información pública hasta el 18 de octubre. La entrega se celebrará hacia el 26 de noviembre, fecha de la declaración de Cáceres como Patrimonio de la Humanidad.

La Comandancia de Cáceres será la receptora de la máxima distinción de la ciudad. «Se trata de un gran honor, estamos satisfechos, orgullosos, agradecidos... Para nosotros, supone un reconocimiento a la labor de estos 175 años», explica a EL PERIÓDICO María Jesús Pascual Ruiz, comandante jefe de Cáceres y primera mujer de todo el país que ya en 2017 presidió los actos del día de la patrona de la Guardia Civil. «En la comandancia sentimos que se quiere a nuestra institución, percibimos ese cariño de la sociedad, la valoración de nuestro trabajo en la ciudad y en los municipios», afirma complacida.

EN DATOS / No resulta fácil, por eso el mérito es mayor. La comandancia cacereña controla la segunda provincia española en extensión, con 19.868 km² y 223 municipios donde residen 396.487 habitantes. Una dispersión que lo complica aún más por la exigencia de mayores desplazamientos. Los 1.300 agentes (un 7% mujeres) deben estar preparados para atender cualquier contingencia en cualquiera de las poblaciones, pedanías, alquerías, fincas, carreteras, montañas, ríos... Afortunadamente, la comandancia cacereña tiene uno de los mayores índices de cobertura: más del 70% de sus puestos están ocupados y se mantienen bastante estables. Las variaciones son mínimas, incluso en julio se han incorporado 22 nuevos sargentos.

Esta dotación de recursos permite mantener diversas especialidades (medioambiente, explosivos, tráfico...) y 74 acuartelamientos repartidos por la geografía cacereña pero a su vez integrados en seis compañías (Cáceres, Plasencia, Coria, Navalmoral de la Mata, Valencia de Alcántara y Trujillo), todas ellas dependientes de la Comandancia de Cáceres, donde además existe una compañía de apoyo.

Trabajan por la seguridad de una provincia que lleva años en el vagón de cola de la delincuencia, en la parte más dulce de las estadísticas de seguridad. Y pese a ello, no hay día sin que la comandancia informe de una nueva operación contra la droga, el contrabando, los robos en los campos, el maltrato animal... «Para ello, tratamos de realizar los cometidos del mejor modo posible, y ello siempre implica la actualización continua de nuestros conocimientos», subraya la comandante jefe.