Manuel López le compró la casa a su padre hace unos años. Entonces cobraba 1.200 euros y le quedó una hipoteca de 300. Llegó la crisis y su empresa bajó el sueldo a los trabajadores para impedir despidos. Ahora cobra 483 euros, el único sueldo que entra en su casa porque su mujer y sus dos hijos están en paro. "He estado 7 años pagando sin problema pero ahora no puedo hacerlo. Es penoso que quieran quitarme la casa de mi padre. Me vine abajo cuando recibí la carta. Sientes impotencia porque te quitan la vida", dice.