La severa incapacidad a que somete la enfermedad de alzheimer a quienes la sufren se puso de manifiesto ayer en Cáceres con toda su crudeza: una mujer de unos 60 años, que padece este mal, ha estado al menos cuatro días en su domicilio de la calle Simón Benito Boxoyo, del barrio de La Mejostilla, con su exmarido muerto, sin recibir cuidados de nadie y sin que ella pudiera hacer nada por dar el aviso de lo que sucedía.

Fue el mal olor que desprendía el cadáver el que alertó a los vecinos de la zona. Sin embargo, quien encontró al fallecido fue uno de sus hijos, que llamó a la policía. Hasta el domicilio se desplazaron dos patrullas de policía local, la Policía Nacional, la policía científica, la Cruz Roja, el 112 y un vehículo de la funeraria.

Según fuentes oficiales, el fallecido, de unos 60 años de edad y que responde a las iniciales de A. V. O., murió por causas naturales en la planta de arriba de la casa. Mientras tanto, su exesposa, completamente impedida por la enfermedad que sufre, se encontraba en la planta baja sin darse cuenta de nada y sin poder alertar de lo ocurrido a sus familiares. A. V. O. debió morir alguno de los muchos días en que éste se acercaba al domicilio para atender a la que fue su mujer en tiempos pasados. Y es que A. V. O., desde que su exesposa, P. C. D. N, se puso enferma, decidió volver a casa para cuidarla y estar a su lado en el sufrimiento de este mal que padece desde hace años. A diario hacía las labores de la casa, iba a la compra, limpiaba, la aseaba y le daba de comer, aseguraron algunos vecinos.

El alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa irreversible, cuya causa aún se desconoce, que ataca al cerebro y produce un grave deterioro de las funciones cognitiva, conductual y motora que condena a quien la padece a depender de un cuidador las 24 horas del día.

P. C. D .N. tenía el suyo, pero es curiosa la crueldad que se gasta a veces el destino, mientras A. V. O. daba la vida a su mujer con sus cuidados, él perdía la suya en el mismo lugar.

P. C. D. N. pertenece a una de las familias más conocidas de la ciudad, pertenece a la nobleza cacereña y, según cuentan, antes de que el alzheimer la deteriorara físicamente, fue una mujer espectacular, "era bellísima", dijeron. Contrajo matrimonio con A. V. O., quien le dio los dos hijos que actualmente tiene, pero por diversos avatares ambos decidieron separarse. Separarse hasta que no se sabe si la vida o la muerte los ha vuelto a unir. Sin embargo, la mayoría de los vecinos de la zona no recuerda haber visto a la mujer en la casa. Esto se debe a que su enfermedad le impedía salir.

Confirman, por otra parte, que su marido iba día tras día a este domicilio "hace al menos cinco años", según una de las vecinas. "Siempre venía en taxi y traía bolsas de la compra y el butano", dicen, " lo veíamos bastante a menudo, aunque no sabemos con exactitud si vivía aquí".

El cuerpo del fallecido fue levantado ayer por el juez de guardia (Juzgado de Instrucción Número 2) a las 17.30 horas, cuando un coche de la funeraria lo conducía hasta el anatómico forense, donde se le practicó la autopsia. La mujer, sin embargo, fue llevada diez minutos antes por una ambulancia de la Cruz Roja hasta el hospital Virgen de la Montaña; allí fue atendida en los servicios de Urgencias. Desde allí fue trasladada a la Residencia San Pedro de Alcántara donde, al cierre de esta edición, permanecía ingresada.