La semana que viene se instalarán las primeras grúas que darán forma al Hotel Casa de Don Fernando, el primer establecimiento hotelero de tres estrellas que se asentará en la plaza Mayor y el segundo de esta categoría que habrá en la ciudad. La que fue residencia habitual de la familia de Fernando Valhondo Calaff, cacereño de pro y uno de los más destacados benefactores extremeños, pretende convertirse en una referencia para el mercado turístico de Cáceres. Ayer, la Subdelegación del Gobierno, de la que depende la fundación que gestiona el legado de Fernando Valhondo (fallecido sin herederos en 1937), presentó oficialmente el proyecto, presupuestado en 1.300.000 euros y cuyo plazo de ejecución es de 20 meses.

El subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, calificó el de ayer como "un día feliz", pues supone dar luz verde definitiva a una iniciativa que fortalecerá la economía cacereña en uno de sus sectores punteros --el turismo-- y cuya parte de los beneficios que obtenga se destinarán a seguir sufragando gastos de esta fundación, creada en 1956 (este año cumple su 50 aniversario) y dedicada a entregar becas para personas sin recursos, atender las necesidades educativas de niños discapacitados y otorgar ayudas a jóvenes universitarios, ya que Valhondo fue un "prouniversitario" y su fundación cedió un edificio en San Blas para la facultad de Letras, germen de la universidad extremeña.

Solís recordó el largo camino recorrido hasta disponer del edificio donde Valhondo vivió hasta su muerte y que desde entonces han ocupado varios organismos oficiales: la jefatura local del Movimiento en la posguerra y, ya en democracia, grupos de teatro adscritos a la Consejería de Cultura. Solventado el traslado de Cafetería Cáceres --ocupa la planta baja y se ubicará metros más arriba, en la extinta pastelería La Salmantina-- y obtenida la licencia municipal de obras, la plaza Mayor en su esquina con General Ezponda y La Cruz se cubrirá por fin de andamios.

La lectura que se saca de la presentación de ayer es, sin duda, que el proyecto que ha realizado el estudio de arquitectura de Eleuterio Sánchez Vaca --a quien la Fundación Valhondo se lo encargó a finales del 2001-- se centra en el respeto escrupuloso del entorno de la plaza Mayor y en la conservación de este edificio del siglo XIX, con composición neoclásica, que fue mandado construir por el matrimonio Lesme Valhondo y Mariana Calaff, padres de Fernando, y cuyas obras culminaron en 1887.

Sánchez Vaca --el conocido arquitecto acudió a la presentación-- señaló ayer que este inmueble figura dentro del Plan Especial de Protección del Patrimonio Arquitectónico de Cáceres con protección ambiental singular, lo que implica que se permiten las obras de rehabilitación pero es necesario conservar los elementos protegidos por ese plan especial, es decir, las bóvedas de aristas de la planta baja, la escalera, la composición de la fachada, la cerrajería de los balcones y el volumen general del inmueble. No obstante, Sánchez insistió en que muchos otros elementos no contemplados por el plan también se conservarán y mejorarán. Es decir, una auténtica operación de cirugía que reconstruirá el rostro del que los expertos califican como "uno de los edificios más singulares que quedan en la plaza, el de mayor envergadura y más valor" y hoy afectado por filtraciones y desprendimientos de falsos techos.

El arquitecto definió la asunción del proyecto de "reto como cacereño", explicó que se actuará sobre una superficie de más de 1.767 metros cuadrados puesto que además de mejorarse la vivienda unifamiliar en sí de los Valhondo --que es la que está en la plaza y hace esquina con General Ezponda-- se unirá al hotel otro edificio colindante que hay en la calle La Cruz, también propiedad de la fundación, más humilde y antiguo que el primero en sus planteamientos arquitectónicos y de corte medieval.

MEJORA El trabajo de restauración tiene numerosos frentes: recuperará las pinturas vienesas de la entrada principal así como la escalera central, considerada como el elemento más singular del edificio, seguramente por su semejanza con las escalinatas de los palacios renacentistas italianos, por su anchura, proporción y diferentes tratamientos en madera y baldosa hidráulica, por sus zócalos en aceite y sus trazados, pavimentos y dimensiones, elementos que se mantendrán.

Casa de Don Fernando dispondrá de 38 habitaciones --36 dobles y dos individuales, todas con baño completo y vestidor--. El hotel consta de planta baja (donde se ubicarán los servicios generales, recepción, conserjería, cafetería, dirección y salones sociales), entreplanta, primera, segunda y bajo cubierta. De todas ellas destaca la primera, o planta noble de la casa, con bellas baldosas que se reutilizarán.

También la cubierta tendrá un tratamiento cuidado, manteniendo la teja árabe y mejorando la madera con nueva tecnología. Igual que la fachada, enfoscada con morteros de cal y guarnecidos tradicionales y que conservará sus adornos con cal morena raspada, sus zócalos, sillares de granito del país, paramentos superiores, su sillería en los arcos de la plaza y en las esquinas, sus balcones, sus cornisas o la puerta de la entrada principal (ya restaurada).

Todo ello lo hará posible Antaño Restauración SL, empresa que ganó el concurso de las cuatro que se presentaron. Su responsable, Jesús Peloche, recordó ayer el mimo que ponen en las restauraciones que realizan y se lo agradeció a su equipo: técnicos, restauradores y artesanos. Ejemplos de su trabajo son el Palacio de Camarena o el de Espadero Saavedra, en San Juan.

Valhondo Hoteles SL será la empresa que gestionará el hotel de la mano del empresario cacereño Jesús Bravo (llevó El Puchero), que tratará de potenciar una oferta de calidad --confort y modernidad pero respetando el entorno--, y mantiene ya contactos con clubs de calidad como Rusticae, referencia del turismo histórico en toda Europa.