Su hermano Manuel fue la primera persona a la que avisó. Estaba muy asustada y le escribió un whatsapp para decirle lo que estaba ocurriendo y que no sabía si podría salir de allí. Fueron casi dos horas de angustia pero María Martí Antonio, cacereña de 29 años, logró escapar del centro comercial Westgate, asaltado el pasado sábado por un comando terrorista de la milicia radical islámica somalí Al Shabab, que usaron granadas y armas automáticas. En el atentado, según los datos publicados ayer, murieron 69 personas y otras 63 están desaparecidas.

Según contaron ayer fuentes familiares, María se encontraba comiendo en un restaurante situado en la primera planta del centro comercial, un nivel por encima del supermercado en el que al parecer se atrincheraron los miembros del grupo radical islámico Al Shabab. Había llegado a Nairobi ese mismo sábado para renovar su visado, ya que se instaló en Kenia hace tres meses para poner en marcha un proyecto con las mujeres de la zona, que desarrolla a través de la comunidad de misioneros San Pablo Apóstol. De repente comenzó a escuchar el tiroteo. "Pensábamos que íbamos a morir. Yo nunca había tenido la muerte tan cerca", dijo a la agencia Efe.

PANICO Presa del pánico, primero intentó escapar por una salida de emergencia, pero no lo consiguió porque había personas disparando. Logró esconderse en la cocina del establecimiento, donde permaneció unas dos horas con otras 30 personas. Observó cómo la gente de su alrededor llamaban a sus familias para despedirse. Pensaban que no lograrían salir de allí.

Los terroristas, según contó en conversación telefónica con Antena 3, "iban moviéndose de establecimiento en establecimiento y matando a todo el mundo sin ningún tipo de criterio. Fue terrorífico", dijo esta cacereña.

Dos eternas horas después un grupo de las fuerzas de seguridad de Nairobi, que no iban uniformados, los rescataron de la cocina en la que estaban escondidos y consiguieron sacarlos por una salida de emergencia hasta el exterior del edificio. Según sus familiares, María aún no se ha repuesto de lo sucedido. "Dice que no se le quita de la cabeza, no lo va a olvidar nunca. Cuando salió del edificio tenía un ataque de ansiedad, estaba muy nerviosa", contaron las mismas fuentes. El sábado fue la primera vez que llamó a su familia por teléfono desde que reside en Kenia, ya que las comunicaciones son muy malas en la zona. Lo hizo nada más ser liberada, para comunicarle a sus padres y a su hermano que estaba bien.

RESIDE EN TURKANA Tras lograr escapar del edificio María Martí se marchó hasta el aeropuerto para tomar su vuelo de vuelta a Turkana, lugar en el que reside, a 900 kilómetros de Kenia. Sin embargo su avión fue cancelado. Logró cogerlo el domingo, pero hasta Lodward, donde pasó la noche. Ayer a media mañana continuó su viaje hasta su destino en avioneta y coches 4X4. Este diario logró localizarla a través de Facebook y de correo electrónico, sin embargo no pudo contactar con ella al encontrarse viajando y sin conexión wifi.

Sus familiares no pararon ayer de recibir llamadas de personas que querían interesarse por María. Ella, a través de su Facebook, quiso comunicarse con sus amigos: "Gracias a todos por vuestras palabras de apoyo y por vuestro cariño. Gracias de corazón", escribió. Durante todo el día recibió mensajes de amigos y conocidos mostrándole todo su apoyo.

María estudió en Las Josefinas y en el instituto Hernández Pacheco, es socióloga y trabajadora social, pero su sueño siempre ha sido dedicarse a la cooperación. Hace muchos años que trabaja de ello y ha estado en India, en Asia o en Nicaragua, donde participó en el programa 'Jóvenes con América Latina', promovido por la Asociación de Universidad Populares de Extremadura, el Instituto de la Juventud de Extremadura y la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo del gobierno de Extremadura. Esta última intentó ayer sin éxito ponerse en contacto con ella con el objetivo de ofrecerle su ayuda a través de sus cooperantes en la zona.

"Todavía me cuesta un poco asimilar lo que he vivido y me emociono cuando hablo, pero por otro lado me siento muy afortunada y con mucha vitalidad porque he tenido la suerte de vivir eso y poder contarlo. En realidad, no puedo pedir más", comentó a la agencia Efe. Según el gobierno keniano, sus agentes tomaron ayer el edificio para liberar a la mayoría de los rehenes y al menos diez personas fueron detenidas para ser interrogadas sobre el secuestro.