Un comienzo de curso da para mucho, también para las inauguraciones. Vamos a echar una mirada a un par de ellas que van a tener lugar muy pronto o que se han celebrado hace poco. El 27 pasado, el seminario de la diócesis comenzó su nueva andadura con una celebración en su capilla mayor. Desde el siglo XVI los seminarios son el centro neurálgico de la vida diocesana y quieren seguir siéndolo. Su realidad ha evolucionado mucho, como no pude ser de otra manera. El nuestro se mantiene dignamente con una presencia de jóvenes aceptable, aunque de una procedencia y con proyectos bastante distintos a lo que fue y se hacía hace veinte años.

Vamos a echar una mirada a los que son: en el Seminario Mayor están los siguientes, un seminarista que ya ha terminado sus estudios y está realizando su etapa pastoral por la zona de Valencia de Alcántara. Cursando los estudios podríamos llamar institucionales hay tres, uno de Madrid, otro de Cáceres y otro de Nicaragua. En la etapa llamada, propedéutica (de preparación para poder entrar en el ciclo institucional) hay cinco, uno de Kenia, dos de Guinea Ecuatorial y dos venezolanos. Si sumamos otros dos que pertenecen a los Esclavos de María y de los Pobres de Alcuescar, que vienen a las clases aquí, son un total de 11, que como os decía no está mal.

Esto es en el Seminario Mayor, en el Menor hay cinco, uno en segundo de Bachiller de Almoharín, cinco (uno de Montánchez y cuatro de Cáceres) en secundaria que van al ‘Dioce’. Y en que se llama seminario en familia son otros cinco, estos viven con sus familias y van al seminario en periodos y celebraciones concretas. En total 11.¿Qué os parece?, ¿Son muchos?, ¿Pocos? ¿La cantidad no importa? ¿O sí? ¿Lo que cuenta es la calidad?

También el primer fin de semana de octubre, Don Francisco, da como el pistoletazo de salida al trabajo pastoral diocesano con sendas celebraciones en Coria y en Cáceres. No hay un lema que destaque algún punto importante o referencial, pero las conclusiones del XIV sínodo serán las que marquen el camino y a las que habrá que seguir dando forma, para que no se queden en buenas intenciones.

Basten estas muestras para demostrar que pesar de nuestras pobrezas, la Diócesis sigue viva o coleando de la invasión. ¡Buen curso para todos!