TLta actitud del PSC en el Congreso y los problemas del Grupo Socialista del Ayuntamiento de Cáceres me traen a la memoria las películas del oeste. Los jefes de las tribus indias se reúnen para formar una coalición con la que derrotar a los blancos. Cada uno anuncia el número de guerreros que tiene y quien más presenta obtiene el mando. Es lo que sucede en los partidos cuando hacen las listas electorales. Puesto que además del supuesto jefe mayor existen muchos jefecillos, cada cual pone sobre la mesa sus apoyos y consecuentemente el número de personas que le corresponden en las listas.

Pero no basta con tener un número de apoyos sino de contar con ellos en las votaciones que hará el partido en las asambleas en las que deben aprobarse las listas electorales. De esta manera, quienes están organizados y saben mantener la disciplina están seguros de que los suyos no les fallarán y tienen las de ganar. No es la competencia, ni la afinidad programática, ni los méritos, sino la fidelidad, el agradecimiento y la subordinación, los que aprueban las listas. Se puede entender que alguien que encabeza una lista quiera llevar en ella a personas de su confianza pero no a cualquiera, a no ser que entre los de su confianza no haya nadie con la preparación suficiente como para ir en una lista, y mucho menos mezclar churras con merinas.

Por eso, pasada la euforia por haber ganado, o la frustración por haber perdido, comienzan las disensiones. " Se rompe el grupo municipal-", leemos. No. Nació ya roto pero el reparto de competencias, la ambición de unos y de otros y la incompetencia de algunos mandamases que hacen que afloren las disidencias.