El agente de la Policía Nacional acusado de acabar con la vida de un preso fugado estudia si pedir el archivo de la causa por falta de pruebas. Ocurrió en marzo del año pasado, cuando el reo, de 24 años y de nacionalidad colombiana, acababa de llegar en un furgón policial a los juzgados para prestar declaración. Se encontraba en prisión provisional después de haber sido detenido días antes por un intento de robo en varias joyerías del centro de la ciudad (tenía además otras causas judiciales pendientes, por robo, drogas y tenencia ilícita de armas). El preso salió del coche sin esposas porque caminaba ayudado de unas muletas, aquejado de una lesión en la pierna. Nada más poner un pie en el suelo soltó las muletas y salió huyendo en dirección a la Ribera del Marco (es posible que fingiera ese dolor en la pierna para poder llevar las muletas).

Estuvo horas desaparecido. Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local montaron un amplio dispositivo de búsqueda, primero en coche y más tarde a pie. Participaron una treintena de agentes. Fue encontrado en la barriada de Vistahermosa. En ese momento se escucharon varios disparos y uno de ellos impactó en el costado del reo. Fue atendido en el lugar de los hechos por los servicios médicos y trasladado con vida al hospital San Pedro de Alcántara, pero falleció a los pocos minutos a consecuencia de una parada cardiorrespiratoria.

LE ACUSAN DE HOMICIDIO / La familia acusa de homicidio al policía que creen que le disparó, aunque no fue el único que activó su arma, también lo hicieron otro agente del Cuerpo Nacional de Policía y uno de la Policía Local. Abrieron fuego al aire, para intentar detener al fugado. El preso les tiraba piedras para herirles y continuar con su huida. Una de ellas impactó contra el agente investigado que cayó al suelo, provocando el disparo del arma de manera accidental, según declararon los agentes que participaron en el dispositivo. No saben si fue esa u otra detonación la que acabó con la vida del preso.

Ahora un informe de Balística de la Guardia Civil determina que en base a las pruebas existentes no se puede asegurar cuál fue el arma que le causó la muerte. Y esto es así porque no se ha conseguido encontrar la bala que impactó en el cuerpo del preso (el proyectil entró y salió pero no se ha localizado en la zona), ni la vaina ni el casquillo. Este documento dice además que es muy probable que el disparo fuera accidental porque, según los estudios, se realizó en movimiento (el acusado siempre ha defendido que fue fortuito). Contradice asimismo al presentado por los peritos de la familia, que aseguran que efectuó el disparo de manera intencionada porque el agente tenía una posición rígida y el arma a la altura de la cadera.

El Juzgado Número 2 de Cáceres, que instruye el caso, llamó ayer a declarar a todos los peritos (tanto a los de la familia del fallecido como a la Guardia Civil que ha elaborado este último informe), pero la comparecencia no se celebró porque faltaba uno de ellos. El abogado del agente, Ángel Luis Aparicio, esperará a que se celebre para decidir si solicita el sobreseimiento de la causa. No es la primera vez que pide al juzgado el archivo, ya lo hizo al principio del proceso porque siempre han defendido que el disparo fue accidental.