Muchas personas conocen las mallas quirúrgicas porque a algún familiar, amigo o mascota se las han tenido que implantar alguna vez. Estas mallas, que se colocan dentro del cuerpo humano, se emplean como un refuerzo en el tratamiento de patologías habituales como hernias, incontinencia urinaria o prolapsos de órganos para evitar el descenso o caída de órganos internos.

El problema que se da es que la implantación de la malla trae consigo una respuesta inflamatoria, ya que el sistema inmunológico del cuerpo humano reconoce el material como un cuerpo extraño. Esa inflamación provoca dolor y, en algunos casos, un rechazo que obliga a veces a retirar la malla con la consecuente intervención quirúrgica. Asimismo, además de las inflamaciones, también pueden causar infecciones o recidivas (recaídas en la patología).

En ese sentido, el equipo del Centro de Cirugía Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJU) formado por Francisco Sánchez-Margallo, Rebeca Blázquez, Verónica Álvarez, Alejandra Usón y Javier García ha innovado en este campo con un trabajo de investigación preclínico, patentado y publicado en la segunda revista a nivel mundial en el área de biomateriales (Acta Biomaterialia). El trabajo, «con resultados alentadores» --señaló ayer a este diario Sánchez-Margallo--, consiste en crear una malla quirúrgica bioactiva completamente recubierta de células madre adultas que reduce la inflamación, especialmente durante los primeros siete días tras la cirugía, al no resultar un cuerpo tan extraño para el sistema inmunológico del ser humano.

EXPERIMENTAL / La investigación se inició el pasado 2013 y el equipo ha pasado por ensayos in vitro y también in vivo trabajando con ratones. Actualmente, realiza pruebas con ratones con patologías y más adelante, a lo largo del 2017, lo hará con animales de mayor tamaño, como cerdos.

El trabajo se encuentra todavía en una fase experimental. No obstante, si llegado el día los resultados en personas son los mismos, el postoperatorio para los pacientes resultara más llevadero, ya que en cada malla existen un millón de células por centímetro cuadrado, aunque no todas se quedan pegadas durante el proceso de adhesión.

Este trabajo de investigación preclínico, por el que ya se ha interesado --indicó el equipo del CCMIJU-- una empresa de terapia celular con vistas a explotar la patente, forma parte de una tesis doctoral con mención internacional de la doctora cacereña Rebeca Blázquez, que la defendió el 16 de diciembre obteniendo la máxima calificación. La tesis incluye otros cinco trabajos y ha sido reconocida con un accésit de los premios de la Real Academia de Sevilla a Publicaciones Científicas. Para la financiación se ha contado con la concesión de un premio otorgado por la empresa Immunotools y también con el apoyo del propio CCMIJU.