En la habitación 209 del Centro Hospitalario de Aguascalientes se recibieron ayer en solo dos horas más de 300 llamadas. Jairo Miguel de Cáceres, el niño torero más famoso del mundo, regresa a la realidad después de tres días en una UCI mexicana tras sufrir la cornada de un toro de 450 kilos, que casi le cuesta la vida y que, según confiesa, ha borrado de su mente. Fatigado, pero ansioso por volver a vestirse de luces, el novillero de 14 años habló para EL PERIODICO con una madurez y una entereza tan grandes que dejan boquiabierto al más pintado.

--Bienvenido a la tierra, Jairo...

--Gracias. Fueron momentos en los que lo pasé muy mal porque ya me veía más pallá que pacá , pero bueno... En pocas palabras, ha sido volver a nacer. Después de la gravedad y estar así ahora, con ánimo y contento... Desde que salí de terapia intensiva me siento mucho mejor.

--¿Sabe que aquí hemos estado muy preocupados por usted?

--Me preocupa que la gente esté preocupada, me pregunto qué dirán. También me preocupa que la gente esté tan pendiente de la gravedad y tenerla tan en vilo, pero me da ánimo el saber que tengo gente que me apoya y que me anima, me vale mucho para salir adelante.

--¿Cuánto pesa?

--63 kilos.

--¿Cuánto pesaba Hidrocálido ?

--450 kilos.

--Igual que el toro que Paco Camino le regaló una vez para que lo lidiara y lo matara...

--Ese pesaba un poquito más.

--¿Cuál ha sido el toro más grande que ha matado?

--Fue en México. Pesaba 500 kilos.

--¿Qué siente ante el toro?

--Gozo. Me fascina.

--¡Y qué hace usted, con 14 años, ante un bicho de 500 kilos!

--No se trata tanto del tamaño, se trata de que el animal embista bien, sea noble. No importa tanto el tamaño sino torearlo a gusto, bien... Las primeras veces te impresiona un poco ver esos bichos y tú tan pequeño, pero luego te vas acostumbrando y le vas cogiendo confianza y te sientes bien.

--Camino de la enfermería le decía a su padre que quería morir por los dolores que tenía, su pulmón se partió en dos. Para cualquiera esta experiencia es traumática, ¿pero no lo es aún más para un niño de 14 años?

--La verdad es que no. Eso son cosas que pasaron el domingo y, gracias a Dios, lo pasado pasado está. Estoy pensando ya en el futuro y en el día a día, en la recuperación. Fueron momentos muy malos que no los quiero recordar y prácticamente no están en mi mente. Lo importante es volver a reaparecer pronto.

--¿O sea, después de todo le quedan ganas de volver a torear?

--Sí, totalmente.

--¿Qué le echaron los Reyes el año pasado?

--¿El año pasado? No me acuerdo ahora mismo, la verdad.

--Digo yo, ¿en lugar de torear no prefiere jugar a la play , ir de campamento, ir a la escuela...?

--Pues... eso no lo pierdo porque también estudio y salgo con mis amigos, pero he elegido una profesión que es la que me gusta, es mi vocación y para eso tengo que sacrificar algunas cosas y no pasa nada, lo tengo que aceptar así. No me