Hace tres años, Jesús Domínguez Cuesta participó en el acto de entrega de la Orden al Mérito Internacional a la Donación Altruista de Sangre a la Guardia Civil en Baeza. No pensaba que el siguiente en recibir el máximo galardón de la Federación Internacional de Donantes de Sangre sería él y confiesa que se siente "orgulloso" de un reconocimiento que hace extensivo a las hermandades de Extremadura, a todos los donantes que se suman diariamente a la labor y a su familia, "a la que tantas veces he abandonado por mi tarea", dice.

--¿Qué supone recibir la Orden al Mérito Internacional a la Donación Altruista de Sangre?

--Es una satisfacción tras 45 años trabajando por los donantes, por que no falte sangre en los quirófanos de Extremadura y de España. No lo esperaba, pero me siento reconocido y daría mi vida por la donación.

--¿Tiene la impresión de que ese objetivo se ha cumplido?

--Tengo la satisfacción de que cuando empecé con 19 años no había donaciones de sangre. En la calle Colón de Cáceres había un laboratorio que se compraba la sangre, sobre todo a los estudiantes. Las hermandades nos comprometimos a que jamás se pagaría por la sangre, y a que seríamos capaces de cubrir todas las necesidades. Antes se moría gente porque no se podía operar porque no había sangre. Eso ha desaparecido y ese objetivo, por tanto, se ha cumplido. Para eso hay mucha gente trabajando.

--¿Qué retos afrontan en le hermandad de Cáceres y la federación extremeña de hermandades que ahora preside?

--La federación extremeña ha pasado de largo y necesita que se le reconozca y se le respete. Necesita gestión. No podemos dormirnos porque la donación de sangre requiere estar continuamente concienciando a las nuevas generaciones.

--Han pasado 40 años desde los inicio de la hermandad. ¿Qué queda?

--Eramos un grupo de amigos locos que íbamos a dar charlas por los pueblos. Algunos ya no están, pero queda la satisfacción de haber hecho muchos amigos y haber conseguido salvar muchas vidas gracias a las donaciones de sangre.

--¿La generosidad de resiente con la crisis?

--Es verdad que sí. Aunque en Extremadura no se ha notado tanto, sí se nota a nivel nacional, porque un parado está cabreado. Piensa que además de no tener recursos tiene que dar. En Extremadura se ha notado menos porque somos pobres pero nobles de corazón.

--¿Cualquier persona puede ser donante?

--No. Pero lo primero es tener buena voluntad y generosidad. Además hay ser mayor de edad, pesar más de 50 kilos y tener buen estado de salud, sobre todo buena tensión. Y no se puede donar si estás embarazada, aunque a ellas les pedimos que donen el cordón umbilical, que también es muy necesario. Siempre digo que junto con el carnet de conducir y votar, donar sangre es lo mejor que puedes hacer a los 18 años.

--Y a partir de ahora, más que nunca, no puede bajar la guardia.

--Este reconocimiento me compromete a seguir igual. Pero no quiero que sea solo para mí, sino también para todos los compañeros de las hermandades de Extremadura y los 70.000 donantes que hay en Extremadura. Ellos hacen que yo haya trabajado feliz durante todo este tiempo.