Vive en la judería desde hace 21 años. Su casa la heredó su padre, que decidió hacerle una reforma. Para Jesús, lo mejor de residir aquí es el ambiente de tranquilidad que se respira en el barrio y, sobre todo, la relación con sus vecinos. De hecho, una de sus vecina, Josefa fue su madrina en la confirmación.

Como joven, piensa que la zona debe disponer de algún local de ocio al que poder acudir. Pero es consciente de que la judería es más un lugar para el turismo que para el ocio. Precisamente, la presencia de turistas proporciona mucha vitalidad al barrio, algo que Jesús valora positivamente. Cuenta incluso que, en ocasiones, los visitantes utilizan a los vecinos como guías para orientarles.

Este estudiante cacereño de 25 años recuerda que durante el mandato de Saponi el barrio progresó, pero cree que existen algunos aspectos de la barriada que deberían mejorarse, entre ellos, la circulación de coches por la judería, debido al descontrol en la concesión de tarjetas de residentes por parte del ayuntamiento, lo que provoca problemas de aparcamiento entre los vecinos.

Además, opina que debería haber un mayor acondicionamiento en el empedrado de las calles para facilitar su tránsito, así como la construcción de accesos para personas discapacitadas. Jesús apunta que, en los últimos años, ha habido un pequeño cambio de población con la presencia en la judería de familias más jóvenes.