Ha visto pasar por su puerta a Womad desde sus inicios en la plaza Mayor. Joaquín Barra, con una peluquería en la calle Pintores, asegura que su negocio no ha ido a más con el festival y es crítico por su impacto negativo al comienzo. Ahora, dice, "su fauna ha cambiado".

--¿Cómo fue al empezar?

--La gente hacía sus necesidades en la calle. Era una batalla abrir la peluquería porque se sentaban en la puerta.

--¿Pero ha cambiado?

--Ahora es más cívica. De diez años para acá el Womad es otra cosa pero, al principio, nadie sabe lo que hemos sufrido en esta calle y en la plaza Mayor.

--¿Qué le parece el festival?

--Antes me gustaba más. He visto músicos muy buenos.

--¿Le cortó el pelo a más gente?

--He llegado a decirle a algunos que les valía 3.000 pesetas porque había que lavarles la cabeza primero para quitarles la grasa.

--¿Larga vida a Womad?

--Empezó de muy mala manera, pero se ha ido regenerando. Ahora viene otra gente y los grupos tienen más nombre. Antes daba miedo. La parte antigua ha sufrido mucho. Había mucha porquería y regueros de orín. Ya no.

--¿Concibe el festival en otra zona de la ciudad?

--Gabriel eligió por el entorno de la parte antigua. Cáceres le dio un valor a Womad que no tenía. Una vez trataron de llevarlo al ferial y fue un fracaso total. No creo que la organización volviera si lo quitan de donde está.