Eran las cuatro de la tarde, la boda estaba prevista para las ocho, pero la tarta se cayó al suelo y se hizo trizas. Julián López, uno de los pasteleros más famosos de Cáceres, salió ese día con un compañero hacia La Rosa, el local propiedad de Eustaquio Becedas, que estaba en la avenida de España y que se utilizaba como salón de bodas. Sobre unas parihuelas colocaron aquella hermosa tarta de bizcocho y pasta de almendras. Pero el equilibrio falló y hubo que repetirla en tiempo récord.

El Horno de San Fernando abrió hace 63 años en el Arco de España. General Ezponda, Moret, la Montaña y ahora Sánchez Manzano, han visto crecer a una pastelería emblemática que llegó a hacer una tarta de ocho pisos para una familia gitana. "Sacaron el fajo de billetes y nos pagaron en el acto".