La Junta de Extremadura inspecciona con lupa la obra de Alzapiernas y no descarta exigir al ayuntamiento que realice mejoras en materia de accesibilidad. Parece una broma tratándose de una obra que se acaba de inaugurar hace hoy exactamente una semana, pero no lo es. El Gobierno regional, a través de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales, la evalúa a tenor de una denuncia presentada por un particular por el incumplimiento de la ordenanza de accesibilidad.

Se presentó en abril y la semana pasada, cuando la obra se dio por concluida, los técnicos de la Dirección General de Accesibilidad visitaron la calle junto a los municipales y solicitaron al ayuntamiento toda la documentación referente a la actuación.

En estos momentos la Administración autonómica estudia la información recibida por parte del consistorio y analiza si llegado el caso «hay que proceder a correcciones en dicha actuación por parte del ayuntamiento». La denuncia se refería a todo el entorno de Alzapiernas, Sánchez Varona y Zurbarán, reformadas en la anterior legislatura. Según la misma, las mejoras incumplen la ordenanza municipal y la Ley de Accesibilidad Universal y por ello incurren en «faltas muy graves de discriminación y derechos humanos y constitucionales hacia personas con discapacidad y movilidad reducida».

Lo curioso es que las obras se realizaron precisamente para mejorar la accesibilidad entre la ciudad monumental y Obispo Galarza, principal entrada de turistas a la ciudad. En cambio desde el principio han estado marcadas por la polémica, principalmente porque, al tratarse de escaleras mecánicas, se limita su uso a las personas en sillas de ruedas (después la polémica fue mayor al anunciarse que las escaleras mecánicas solo se instalarían en el último tramo de la calle).

Además en la parte izquierda, donde se sitúa la cuesta por la que pueden acceder las personas con discapacidad, solo se ha colocado la barandilla a un lado, lo que dificulta su tránsito. Y en la rampa que se ha instalado en la parte de arriba, como acceso alternativo a las escaleras mecánicas hacia los impares de calle, tiene una pendiente que hace imposible que pueda subirse o bajarse en silla de ruedas. Pero es que tampoco cumple la normativa el trayecto alternativo por Sánchez Varona, porque la cuesta tiene una pendiente muy elevada, a juicio de los colectivos de personas con discapacidad.

SIN ESCALERAS SINE DIE / En mitad de esta polémica la calle se mantiene abierta pero con la escaleras mecánicas cerradas. Y se prevé que se mantenga así al menos unos meses. El ayuntamiento anunció que no las pondría en marcha hasta que la empresa firmara un contrato de mantenimiento con el ayuntamiento. Según el consistorio, antes tiene que evaluarla Industria, por lo que espera que este trámite se demore.

Ya lo dijo el concejal de Fomento Andrés Licerán el pasado viernes, cuando abrió la calle (no se ha inaugurado precisamente por la polémica suscitada y porque el gobierno local siempre ha insistido en que nunca estuvo de acuerdo con la obra): «aunque se abra Alzapiernas, no acaba el suplicio que ha supuesto este proyecto, mal ideado y mal ejecutado, que no debería haberse realizado en estas condiciones jamás». Y recalcó que la vía seguiría generando problemas tanto a los comerciantes como a los cacereños.