La solicitud formulada por 43 asociaciones el pasado mes de julio ya está caminando por las veredas administrativas. Antes de un año, la Sierra de la Mosca (la Montaña, el flanco oriental del Calerizo y áreas anexas) podrían tener la catalogación de ‘paisaje protegido’, una figura recogida en la Ley 9/2016, de 23 de diciembre, que la Junta de Extremadura tiene la potestad de conceder. Ya lo hizo en 2005 con el Monte Valcorchero de Plasencia y en 2015 con el Castañar Gallego de Hervás. ¿Pero encierra la Montaña los valores naturales y culturales exigidos por este título? Los 43 colectivos unidos (no hay en Extremadura ningún precedente tan participativo por un fin común de protección) han elaborado un dossier que lo justifica. Sin embargo, la Junta debe evaluarlo en un proceso concienzudo que ya se ha iniciado.

El proyecto de la mina en Valdeflores ha precipitado este movimiento de salvaguarda de un espacio querido y simbólico para muchos cacereños. Según la información facilitada a este diario por el Ejecutivo regional, se estima que el proceso de declaración puede durar entre 6 y 9 meses si efectivamente se llega hasta el final. A día de hoy la propuesta ya se encuentra en fase de evaluación por parte de la Dirección General de Sostenibilidad. Se estudian los «valores naturales presentes en la zona», ya que la Sierra de la Mosca «debe cumplir con los requisitos estéticos y culturales exigidos por esta figura de protección (‘paisaje protegido’), así como con la necesidad de mantener usos tradicionales que aseguren la conservación de los hábitats naturales presentes», detalla la Consejería para la Transición Ecológica y Sostenibilidad de la Junta.

LOS PASOS NECESARIOS / Si se demuestra que efectivamente el enclave cacereño responde a estos requisitos, se elaborará el ‘Proyecto de Decreto para la Declaración de la Sierra de la Mosca como Paisaje Protegido’ y a partir de ahí se seguirán las exigencias establecidas por la Ley 9/2006, de 23 de diciembre, de Conservación de la Naturaleza y Espacios Naturales de Extremadura. Incluye varios pasos. En primer lugar, un informe preceptivo del Consejo Asesor de Medio Ambiente (2-4 meses); en segundo, un proceso de audiencia con los propietarios de los terrenos, entidades locales, asociaciones conservacionistas y otras entidades interesadas (1 mes); y por último, un proceso de información pública (1 mes).

Una vez que se cuente con el informe favorable de Medio Ambiente (si lo hay), y finalizados el resto de procedimientos, se iniciaría la tramitación del ‘Decreto de Declaración’ para su aprobación, un nuevo paso que exigiría, entre otros requisitos, la publicación en el Portal de Transparencia, un informe de la Abogacía General y la aprobación por el Consejo de Gobierno de la Junta.

¿Y PARA QUÉ SERVIRÍA? / Los 43 colectivos solicitan la declaración de este espacio natural como ‘paisaje protegido’ por su alto valor «geológico, prehistórico, arqueológico y biológico», acrecentado por el hecho de encontrarse muy cerca de las poblaciones de Cáceres y Sierra de Fuentes. Aseguran que esta figura «aseguraría la continuidad de los usos agrícolas, ganaderos y forestales tradicionales (olivares, cría de ganado en régimen extensivo, fabricación de queso, producción de miel, extracción de corcho, etc...), además de impulsar otros nuevos como las actividades de naturaleza, el ecoturismo y el turismo de salud». Garantizaría, en definitiva, «el mantenimiento del ecosistema de bosque y matorral mediterráneo», que la Sierra de la Mosca posee en «aceptable estado de conservación».

Y es que, según confirman desde la propia Consejería para la Transición Ecológica y Sostenibilidad, la declaración de ‘paisaje protegido’ conllevaría, efectivamente, «la aprobación en el plazo de un año de su Plan Rector de Uso y Gestión», donde se establecerían «las normas y directrices de gestión del espacio, los programas de desarrollo de protección, conservación y restauración, las normas de uso público, la zonificación del espacio y la programación de las actividades económicas e inversiones de las diferentes Administraciones públicas», detalla la Junta En definitiva, todo un protocolo para su mantenimiento.

En el artículo 20 de la Ley 9/2006, de Conservación de la Naturaleza y de Espacios Naturales de Extremadura, se regula la figura de ‘paisaje protegido’: son aquellos lugares concretos del medio natural que, por sus valores estéticos y culturales, merezcan una protección especial, donde se tendrá en cuenta sobre todo la continuidad de usos tradicionales que aseguren el mantenimiento de formaciones vegetales de fuerte contenido cultural.

¿Y la Sierra de la Mosca lo cumple? Las asociaciones así lo afirman a través de un extenso dossier de 130 páginas en el que detallan sus características particulares y valores a proteger, «su singularidad, alto valor estético, paisajístico, hidrogeológico, cultural, religioso, de recreo y esparcimiento de los 100.000 ciudadanos cacereños que disfrutan de la zona». También destacan «los aprovechamientos y usos tradicionales de la Sierra y las dehesas, que constituyen los llanos de este sistema kárstico tan peculiar y origen de los primeros asentamientos humanos en la Península Ibérica (Maltravieso alberga el primer arte rupestre del mundo), que se compatibilizan con una utilización sociocultural y educativa, proporcionando formas de uso y disfrute respetuosas con su conservación».

En el dossier se desgrana la biodiversidad de este entorno, con especies vegetales y animales protegidas por diferentes directivas comunitarias, por ejemplo brezales secos europeos, matorrales termomediterráneos y prestépicos, zonas subestépicas de gramíneas, dehesas de quercus, zona de uso intensivo del alimoche, zona de campeo y alimentación de medianas rapaces como el milano real, el milano negro, el ratonero, la gineta o el tejón, o zona de reproducción del buitre negro.

COLECCIÓN DE ESPECIES / La Sierra de la Mosca, constituida por el bosque y matorral mediterráneo, alberga cientos de especies vegetales, como las 22 de orquídeas y 4 híbridos. Entre ellas, la Serapias perez-chiscanoi C. Acedo está catalogada ‘en peligro de extinción’, y otras tres son ‘de interés especial’ (Ophrys dyris Maire, Orchis italica Poir y Orchis papilionacea L).

Además se contabilizan una veintena de aves incluidas en los catálogos de protección especial, tres de ellas ‘en peligro de extinción’ (Águila Imperial Ibérica, Milano Real y Cigüeña Negra), tres ‘sensibles a la alteración de su hábitat’ (Águila Perdicera, Buitre Negro y Cernícalo Primilla), y algunas ‘vulnerables’ como el Vencejo Cafre. Hay otras muchas especies ‘sensibles a la alteración de su hábitat’ como el Tritón Ibérico, la Salamandra Común o el Murciélago Ratonero Gris, y hasta 17 especies de reptiles catalogadas de ‘interés especial’ como el Galápago Leproso o la Culebra de Collar.