El juzgado investiga la muerte de una mujer que se precipitó al vacío desde una ventana de la cuarta planta del hospital San Pedro de Alcántara. Ocurrió el pasado mes de enero. La fallecida, de 77 años, ingresó con una meningitis que le provocaba alucinaciones por lo que precisaba una vigilancia las 24 horas. Se encontraba muy alterada y apenas consiguió conciliar el sueño los días que estuvo ingresada.

No tenía hijos. Eran sus sobrinos los que se encargaban de cuidarla y hacían turnos para que nunca estuviera sola en la habitación. Sin embargo, ese día, tuvieron que marcharse a primera hora de la mañana, después de haber pasado allí la noche. Antes lo advirtieron al personal de enfermería que se encontraba en la planta trabajando. Horas después fue hallada por un joven tirada en el suelo del patio interior de la segunda planta.

Los familiares pusieron una querella criminal contra el Servicio Extremeño de Salud (SES) y contra los profesionales que estaban en la planta. Les acusan de homicidio imprudente. Consideran que la mujer se precipitó al vacío porque nadie estuvo en la habitación vigilándola, según explica su abogado, Daniel López Vivas. El próximo mes de octubre comenzarán las declaraciones. Han sido llamados a declarar en calidad de imputados tres enfermeros (dos mujeres y un hombre) y dos técnicos en cuidados auxiliares. También prestará declaración un médico, pero este lo hará en calidad de testigo.

EL PERSONAL SE DEFIENDE / Por su parte, el personal sanitario defiende que todo se hizo de forma correcta. Y asegura que los médicos habían advertido a los familiares que no la dejaran sola. Según indica el abogado del sindicato de técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, Antonio Rubio, que defiende a una de las imputadas, ella actuó según lo que le ordenaron sus superiores. Minutos antes de que se precipitara al vacío ésta se encontró a la mujer deambulando por el pasillo y la llevó a su habitación. Pidió unas correas para poder atarla, pero no había. Decidió entonces atarle las manos como pudo a la cama pero la mujer logró desatarse. Abrió la ventana y se precipitó.

«Hay muchas cosas que investigar, primero que no hubiera correas y segundo que estos profesionales no pueden hacer una vigilancia de 24 horas en las habitaciones. Aquel día estaban dos enfermeros para 30 pacientes», señala Antonio Rubio. Además considera que la habitación no estaba preparada para el estado de esta mujer: «la ventana la abrió con facilidad, cuando debía haber estado estanca», afirma.