El juzgado de instrucción número 4 de Cáceres ha abierto diligencias previas por una denuncia de acoso laboral contra el concejal de Seguridad Ciudadana, Santos Parra. El denunciante es el subinspector de la policía local y exjefe de la unidad operativa Jorge García González, que acusa al edil de "persecución laboral" y de intentar "desacreditarme profesionalmente", lo que le ha llevado a necesitar atención psicológica, según declaró ayer a este diario.

La denuncia fue interpuesta el 6 de noviembre y el día 13, el juzgado dictó un auto para iniciar la investigación del caso. El concejal, con el que este diario intentó ayer contactar sin éxito, ha sido denunciado por tres presuntos delitos: acoso laboral (conocido como mobbing ), otro de lesiones psíquicas y un tercer delito contra el derecho de los trabajadores. El Código Penal recoge por cada uno de ellos penas de prisión de entre 6 meses a tres años, además de multas.

En las únicas declaraciones que Santos Parra ha realizado sobre el caso y recogidas el martes por la agencia Efe, el edil aseguró desconocer la existencia de la denuncia y recalcó que todas sus actuaciones han estado siempre respaldadas por la legalidad. Se da la circunstancia que el denunciante es, además, hermano del intendente jefe de la policía, César García, quien tampoco ha querido pronunciarse.

PERDIDA DE RESPONSABILIDAD Jorge García, que lleva en el Cuerpo 16 años, 15 de ellos como subinspector, asegura que ha recurrido a la justicia después de agotar el resto de las vías. "Lo he intentado todo y esto es lo único que me quedaba", asegura, al tiempo que muestra los escritos enviados al alcalde, al propio concejal y al sindicato CSI-CSIF, del que es afiliado, para dar a conocer su situación y buscar una solución interna. "Ni desde el sindicato han hecho nada", afirma. Este diario trató ayer de recabar la opinión de esta central sin conseguirlo.

La situación que denuncia el subinspector se inició en enero de este año. Hasta entonces, Jorge García tenía bajo su responsabilidad la Unidad Operativa de la policía local, en la que se encuadran el grupo especial de seguridad (conocido como Los gamos ) y el equipo de atestados. "Tenía a mi cargo a más de 100 personas y en nada, me quedé sin responsabilidad. Me están castigando sin trabajar", relata.

En base a una supuesta remodelación interna, siempre según la versión del denunciante, éste pasa a dirigir solo la unidad de Los gamos y, posteriormente, el equipo de atestados. Actualmente es el jefe de esta unidad. "Paulatinamente me ha ido quitando responsabilidades, me desalojó de mi despacho enviando al encargado de mantenimiento y hoy no tengo ni ubicación física".

García González muestra un escrito en el que varios agentes que estuvieron a su cargo le expresan su apoyo, aunque su gestión tampoco ha estado exenta de críticas internas, según ha podido saber EL PERIODICO. El entiende que puede haber agentes descontentos y reconoce que en alguna ocasión los oficiales se mostraron contrarios a alguna de sus decisiones, pero se defiende en que jamás se le ha abierto ningún expediente. "Hay compañeros que me apoyan verbal y moralmente, aunque nadie se atreve a posicionarse", afirma.

"Mi carrera --añade-- ha sido ascendente hasta que ha aparecido Parra, que quiere hacer y deshacer a su antojo y manejar la policía. Como no me he doblegado a sus caprichos, me hace esto". Varios informes médicos recogen que el subinspector padece un cuadro depresivo, con ansiedad, angustia y tristeza. De hecho está de baja laboral por depresión desde septiembre. El agente destaca además el sufrimiento que también vive su familia con esta situación. "Lo único que quiero --concluye-- es que esto termine, que me dejen trabajar como estaba y no como un árbol caído".