Luis Alviz fue el artífice de una de las épocas doradas del toreo en Cáceres. A finales de los 80 se hizo cargo de la plaza de toros ejerciendo de gerente, mientras que el ayuntamiento actuaba como empresario. La afición no olvida aquellos nueve años con tres grandes corridas cada feria de mayo: una de Victorino que animaba los abonos, y dos con las mejores figuras del momento: Joselito, Ponce, Mora... La Era de los Mártires cacereña llegó a tener prestigio nacional y atraía a público de otras ciudades.

Aquello solo fue posible por el apoyo económico del ayuntamiento, que permitía cerrar carteles muy bien rematados independientemente de la venta de entradas, sobre todo al principio, porque luego el público respondió. Hace tiempo que el gobierno local no inyecta fondos a los toros, que dependen de una empresa concesionaria y se financian exclusivamente con la venta de entradas, y ahí está el problema según explica Luis Alviz.

"Esto es complejo, un círculo vicioso", precisa. "Si haces buenos carteles sube el coste, porque los toreros lógicamente ganan dinero. El coso de Cáceres es pequeño, con aforo limitado, por tanto el precio de cada localidad aumenta bastante, no puede repartirse como en otras plazas más grandes. En definitiva, al final iría menos gente, sobre todo ahora en crisis". En cambio, prosigue Luis Alviz, "si traes toreros más sencillos, carteles flojos, la gente tampoco se anima a acudir".

El torero y exgerente sostiene que estas plazas pequeñas, incapaces de mantenerse por su aforo, deben tener ayudas si quieren ofrecer buenos festejos. "Hay otras alternativas, por ejemplo la retirada de entradas por las instituciones", indica.