Antonio Avila se dedica al comercio textil desde hace 40 años y además regenta el mayor taller de costura de la región, El Dedal Extremeño, con máquinas industriales. Grandes franquicias le tienen asignados los ajustes de ropa nueva y también realiza todo tipo de arreglos a particulares. Por eso tiene una visión muy amplia de la crisis, que ha reducido notablemente las ventas en las tiendas de moda pero que ha elevado la renovación de prendas en el taller, hasta tal punto que ahora tiene más trabajo. "En el 2008, el 60% de los encargos eran ajustes de ropa nueva y el resto reformas de ropa usada. Ahora los primeros son un 30% y los segundos un 70%", afirma. De sus estanterías cuelgan prendas de marca que los clientes piden renovar para aprovecharlas. "Esto no ocurría antes, la crisis afecta a todas las rentas", explica.