Ladrones encapuchados intentaron hasta tres robos en dos bares cacereños durante la madrugada del lunes al martes, y lograron su objetivo en uno de ellos al llevarse un ordenador portátil y la recaudación acumulada por la máquina tragaperras durante cuatro días. Los hechos tuvieron lugar en el bar Monroy de la avenida Héroes de Baler y en el bar Pimiento de Valdesalor, donde trataron de entrar una segunda vez tras llevarse el primer botín , pero el propietario y sus hijos les persiguieron por los campos sin darles finalmente alcance.

Las fuerzas de seguridad no confirmaron ayer si los autores fueron los mismos en todos los casos, pero los testigos vieron tres encapuchados manipulando las entradas de los dos bares, y además iban dotados de herramientas con las que forzaron las dos verjas sin problemas.

El primer robo tuvo lugar aproximadamente entre las 2.30 y las 3.00 de la madrugada. Dos jóvenes que advirtieron movimientos sospechosos en el bar Pimiento de Valdesalor avisaron a la Guardia Civil y además vieron salir del local a dos encapuchados que pasaron muy cerca de ellos cargados con un objeto gris que resultó ser el portátil. Cuando la familia propietaria, Andrea Clemente, Constantino Pavón y sus hijos Carlos y Benito, de 22 y 28 años, llegaron al local, encontraron las cajas de la recaudación de la tragaperras desperdigadas por el interior, el hueco del ordenador vacío y un destornillador y una cizalla en el suelo, que debieron de utilizar para reventar la verja de seguridad (después forzaron la puerta). Curiosamente, los ladrones también dejaron una especie de llaves maestras puestas en la tragaperras, que la Guardia Civil se ha quedado en custodia.

"Cuando estábamos de nuevo en casa, hacia las 5.00, nos llamó un vecino alertándonos de que otra vez había tres encapuchados en la puerta. Cogimos el coche y llegamos al bar. No encontramos a nadie, pero miramos hacia la última calle, donde está el canal de riego, y vimos a tres individuos en actitud sospechosa. Echaron a correr", relató ayer a este diario Carlos Pavón. El padre y los dos hijos no lo dudaron y comenzaron a perseguirles. Benito Pavón llegó a tener a los tres individuos a pocos metros, pero la emprendieron a pedradas con él. Finalmente, los encapuchados se escondieron en los pastos "y de noche fue imposible localizarlos", explica la familia.

Varias patrullas de la Guardia Civil, una de la Policía Local de Cáceres y los propios dueños peinaron los caminos, las fincas, la zona del pantano y el pueblo en busca de los sujetos o del coche que hubieran podido utilizar, pero no encontraron nada. Es el segundo robo que sufre el mismo local en dos meses.

Por su parte, Venancio Ruiz, propietario del bar Monroy de Pinilla, también lleva contadas ocho sustracciones en 22 años. Durante la madrugada del lunes al martes sufrió el último intento. "Cuando he llegado esta mañana, he visto una hoja de la verja de seguridad cortada", relataba ayer. Parece ser que los ladrones debieron usar un soplete o similar puesto que los cortes están quemados, y el ruido alertó a un vecino que avisó a la policía local hacia las 3.30 de la madrugada (curiosamente entre los dos asaltos de Valdesalor, aunque no hay constancia de que estén relacionados). El bar Monroy tiene alarma, pero los cacos no llegaron a abrir la puerta.

Además, este diario ha podido saber que el pasado miércoles también se produjo un robo en el bar El Ultimo Café, situado junto al polígono Charca Musia. Los ladrones se llevaron la recaudación de las máquinas.