Desde que Rodríguez Ibarra optó por las nuevas tecnologías parecía que le faltaba un gran proyecto para consagrar la idea. Ahora ha llegado. Y a Cáceres para callar muchas bocas. Probablemente deberán pasar unos años para que dé todos sus frutos. Porque no solo son los quinientos empleos directos, sino los que traerá consigo.

Aunque al Partido Popular no le parezca la empresa prometida con mil empleos, este proyecto repercutirá económicamente en todos los sectores económicos excepto quizás en los gremios de los sacristanes y monaguillos. Incluso no sería de extrañar que otras empresas siguieran su ejemplo.

Al ser empleos de calidad, para especialistas, hará subir las rentas más que ninguna otra empresa, lo cual repercutirá en los demás sectores económicos. Por otra parte dispondremos de las bases imprescindibles para subirnos al futuro.

Si, como parece, el futuro de Europa está en los servicios, emprender este camino es adelantarse a él.

Por fin tenemos algo más que una esperanza: un proyecto concreto. A ver si superamos al célebre valle norteamericano.