«Para mí es la ‘milla de oro’». Así es como define una cacereña a la calle Pintores pero el comercio no parece estar de acuerdo con esta afirmación. Los comerciantes de la zona exigen medidas al ayuntamiento ante la dejadez y el abandono de la zona. «La lista de quejas es interminable», reivindica el sector. Entre las reclamaciones que acumulan, señalan principalmente el desorbitado precio de los alquilares, lo que impide que sea una zona elegida por los empresarios. «A mí me han pedido 3.000 euros por alguno de ellos, pero es que hay otros mucho más caros. Es un precio que no nos podemos permitir», confiesa un propietario.

Asimismo, destacan la dificultad municipal para tramitar las licencias de apertura de los locales o los retoques en las fachadas sucias a causa de los grafitis. «La calle lo que necesita es chapa y pintura», zanja una empresaria. Expone que el gran número de locales vacíos «perjudica a todos», tanto a los comerciantes como al propio consistorio. «Da una imagen pésima del lugar», concluye. A su juicio, proponen como solución la regulación de los alquileres y la consecuente multa o protesta ante los propietarios de estos locales que no los alquilen.

Lo que más anhelan es regresar cómo realmente era la zona hace unos años, antes de la crisis concretamente. «Lo que queremos es hacer una zona comercial real, como era antes», manifiesta una de las afectadas. «Esto era vida y ahora está muerto todo», añade.

El sector demanda también diferentes medidas para que el turismo permanezca más días en la ciudad. Lamentan que siempre hay obras y declaran que esta situación dificulta el acceso a los locales y que asimismo «despista» a los turistas para encontrar su destino. También aluden a la aparición de ratas, otro factor que «ahuyenta al turista». «De vez en cuando te las encuentras pululando por ahí, todas estas quejas espantan a la gente», concluye.