-¿Por qué decidió entrar de lleno en la política?

--Empecé a militar de forma activa con 17 años porque tomé conciencia de la realidad de entonces, en la que existía una sociedad sin democracia y falta de derechos para todo el mundo. Por ello entré en el Partido del Trabajo, para intentar corregir las desigualdades aunque fuese de manera clandestina, y tuve la ocasión de compartir con otra gente mi lucha.

¿A qué lucha se refiere?

--Nos parece que esta sociedad es muy injusta y hay que modificarla de raíz. No puede ser que base sus valores en favorecer a los que tienen el poder y el dinero contra los que no tienen absolutamente nada, que es lo que sucedía y sigue sucediendo en la actualidad. De hecho, en tiempos de Julio Anguita planteábamos que había dos orillas, en una estaban los políticos que sostenían este sistema injusto y nosotros estábamos en la otra. Cuando denunciamos políticas antisociales lo hacemos también tanto de unos como de otros.

-¿Cree que el bipartidismo está perdiendo fuerza?

--Soy escéptico en ese sentido, porque estoy seguro de que buscarán alguna fórmula para que la incidencia de los partidos minoritarios sea menor. Espero y confío en que la sociedad no olvide con facilidad lo que le ha pasado en los últimos años.

--¿Será entonces cuando puedan llegar a gobernar?

--Sigo creyendo en la utopía y creo que lo vamos a conseguir. Cuando nos toque gobernar lo haremos conscientes de nuestro papel en la sociedad y con las garantías que les ofrecemos a los ciudadanos de una alternativa a la política que se está haciendo.

--Si así fuese, en el caso de Cáceres, ¿cómo lo harían?

--Con asambleas en los barrios, contacto directo con el ciudadano y que cada barrio tuviese la capacidad de tomar decisiones en su ámbito de actuación. También la descentralización del ayuntamiento con la toma de decisiones por barriadas, que son las que conocen de primera mano todo lo que sucede. Estamos luchando desde hace infinidad de tiempo porque los servicios públicos los gestione el ayuntamiento directamente. Hablo del servicio de agua, de jardines, de recogida de basuras, de los autobuses... Tenemos presentado en el ayuntamiento desde hace muchísimos años un proyecto de vertebración del transporte público cacereño pero ha nadie le ha interesado.

--De su etapa como concejal, ¿con qué se queda ?

--Recuerdo que gracias a nuestro trabajo, sobre todo en los barrios, conseguimos una dotación de 300 puestos de trabajo en un periodo en el que había una recesión absoluta en esta ciudad.

--¿Y cómo la ve ahora?

--Yo considero que Cáceres ha cambiado poco, por lo menos en el sentido social. Lo que se ha hecho es modificar el urbanismo intentando favorecer a los que ejercen el poder fáctico. No se ha construido una ciudad al calor y la necesidad del ciudadano, sino al de los intereses económicos.

--¿Tiene algún ejemplo?

--Lo que se cometió en Aldea Moret con la creación de ese macrogueto con el que intentaron limpiar, como ellos decían, todo lo que estorbaba en el centro de la ciudad y mandarlo a los extrarradios. Pienso que fue una media injusta por lo que suponía desplazar de su hábitat a cualquier ciudadano que por el hecho de no tener recursos no pudiera estar en el centro.

--Se muestra partidario del derecho a la opinión ciudadana...

--Así es. El ayuntamiento es ahora mucho menos transparente y democrático. Las decisiones se toman al margen de la propia población y eso significa que se está degradando el nivel de democracia en Cáceres. Los ciudadanos ya no tienen capacidad para la toma de decisiones.

--Entonces, ¿cambiaría esta situación si gobernasen?

--En Cáceres la asamblea local de IU tiene un peso importante y creo que somos un referente para muchas personas. Una de nuestras señas de identidad es que la acción política la tiene que ejercer todo el pueblo en su conjunto. En Cáceres aprobamos un reglamento de participación ciudadana para que los ciudadanos tuvieran la posibilidad de tomar decisiones importantes en la ciudad. Sin embargo, no se está llevando a la práctica porque algunos políticos se olvidan a veces que si están en un servicio público es para servir a los ciudadanos, no para servirse a ellos.

--Y como defensor cultural, ¿qué opina de la gestión?

--Nunca se ha generado un movimiento cultural desde la base, no valen los grandes espectáculos inducidos. Tuvimos infinidad de conversaciones intentando que el carnaval se arraigase desde la base y siempre nos hemos encontrado con las dificultades de los que tenían la posibilidad de tomar decisiones. La cultura interrelaciona a los ciudadanos.