A los 13 años ganó su primer premio de dibujo en un concurso que convocó la Caja de Ahorros de Cáceres. Luego, en Maestría Industrial el Dibujo seguía siendo su asignatura favorita, no importaba que Margarita Recio, con fama de profesora exigente, le diera clase, porque hasta con ella sobresalía. El destino quiso que Luis Rosado se hiciera policía local, pero tampoco importaba porque igual que superó la prueba del pupitre con Margarita Recio, superaría la prueba de la vocación, esa que indefectiblemente te lleva en la vida a hacer realidad tus sueños.

El sueño de Luis era ser dibujante, y vaya si lo consiguió. Ayer, en El Corral de las Cigüeñas volvió a inaugurar otra de sus enésimas exposiciones (la primera fue en 1998 en la Sala de Arte El Brocense). Su apuesta más reciente lleva por título Máculas , donde muestra una treintena de grabados en los que explora en el laberinto de la vida, o más bien en esos caminos que recorre el ser humano y que te llevan de un lado para otro hasta llegar a una meta.

Pero a Rosado no le gusta condicionar al espectador, prefiere que cada obra despierte en el otro una sensación. Y para eso trabaja a diario en el taller de su casa de la calle Tomás Pulido. La magia del arte reside en la capacidad del artista para transformar objetos y causar un sentimiento, y eso sabe hacerlo muy bien Luis Rosado, quien con madera, planchas perforadas o telas metálicas es capaz de construir un objeto lleno de belleza y exteriorizar emociones.

El próximo mes de junio Rosado estará en el Patio Noble de la Asamblea de Extremadura (en Mérida) con obras que exhibirá en gran formato. Antes, este aperitivo en El Corral que nadie se puede perder.