La danza, cual amante celosa, exige todo para sí. Tu único y gran amor te embaucó desde niño y zalamera te trajo a España. Tu Nicaragua natal se quedaba pequeña para ti. Los mejores escenarios del mundo te esperaban impacientes, y tu gran talento te llevó a Italia, Francia, Alemania, Suiza, Japón, Arabia Saudí... Un buen día llegaste a Cáceres, dejaste a un lado al gran bailarín de danza, clásico español y baile flamenco y nació en ti el Maestro. Maestro exigente, purista, elegante como ningún otro y siempre orgulloso de sus alumnas.

El arte te acompañó toda tu vida. Que te acompañe también todo nuestro amor, nuestro cariño, respeto y admiración. Gracias por enseñarnos a amar el arte por el arte y la belleza; a levantar la cabeza y pisar fuerte. Maestro, hoy bailas y enseñas en escenarios eternos y como todos los grandes, los únicos, los inigualables, no necesitas apellido, solo tu nombre: Armando, el Maestro de Flamenco.

El día 1 de mayo cambiaste de escenarios. Te diremos un ‘hasta siempre’ el domingo 19 de mayo en la Concatedral de Santa María, con una eucaristía a las 13:00 horas.

* Tus alumnas y amigos