Los ojos grandes y azules de Claudia delataban su sorpresa. Exhausta miraba a las cientos de personas que se acumulaban a su lado. Silenciosa e inquieta no pudo dejar de mirar las flores y el manto de la patrona --de raso verde bordado al realce con hilo de plata, ramas de hojas y frutos y cenefa con áncoras y salvavidas-- al subir al altar. Tiene casi siete meses y sobre los brazos de Ana, su madre, fue ayer a conocer a su patrona, la que le ayudó a nacer. Claudia tuvo problemas durante el parto, nació con 22 semanas, pero ayer, siete meses después, la salud brotaba en su gesto. "Pensábamos que no iba a salir adelante, pesó 1,700 kilos. Estuvo muy enferma y mírala ahora. Mi madre hizo promesas a la Virgen y de tanto que pidió se curó. Estamos aquí para agradecerle que estamos aquí las dos juntas", explicaba su madre con una sonrisa de oreja a oreja.

Tras ella venía Marcos, nieto de Saponi, que con tan solo mes y medio ya es hermano de la cofradía de La Montaña. Nació el 21 de marzo, pesó 2,400 kilos y ayer quiso pasar junto a la patrona aupado en los brazos de su madre, Mónica, y cogido de la mano de Irene, su prima de 12 años y también devota.

Ayer se celebró el acto de presentación de los niños nacidos en el año a la Virgen de la Montaña y por Santa María pasaron 325 bebés acompañados de sus madres, padres, abuelos, tíos y demás familiares. Los flashes no dejaron de saltar durante la hora que duró el evento, que se ha convertido, después de más de veinte años, en uno de los más tradicionales del novenario. Los pequeños posaron junto a la patrona en el altar y fueron bendecidos por el deán de la concatedral, José Antonio Fuentes, que estuvo acompañado por el mayordomo de la cofradía, Joaquín Floriano.

En la cola para subir al altar, Sergio acompañaba a su hermana Elena, de seis meses. Quería saber cómo debía recibir a la Virgen. "Mamá, ¿tengo que decirle hola?", preguntó sobresaltado.