José Holguín tenía una empresa que a consecuencia de la crisis de la construcción terminó quebrando y no pudo hacer frente a los pagos pendientes. Lleva aproximadamente 10 años jubilado y desde entonces todos los meses le deducen alrededor de un 20% de su pensión, exactamente 216 euros al mes, una cantidad con la que va zanjando su débito. Cuál fue su sorpresa cuando el pasado 31 de julio se emitió un escrito del Ministerio de Trabajo notificándole una diligencia de embargo de su cuenta corriente, que fue practicada un día antes por la entidad financiera. En la misiva le daban 10 días naturales a contar desde el día siguiente a la fecha en que se practicó el embargo para presentar un recurso.

Ocurrió que la carta le fue remitida a la calle Évora, a un domicilio donde ya no reside, de manera que pasó el tiempo y Holguín no se percató de lo ocurrido hasta que fue al cajero automático con la intención de sacar dinero y no pudo hacerlo porque le aparecía un saldo en negativo en su cuenta de 700 euros.

Acudió el afectado a presentar un recuso de alzada. En su escrito alegaba que «los únicos ingresos existentes en la cuenta objeto de embargo son los procedentes de una pensión de jubilación de la Seguridad Social, de la que ya se le han retenido las cantidades legales. Acompaña extracto bancario de Ibercaja, solicita el levantamiento del embargo». La Tesorería de la Seguridad Social, en su respuesta, indica que «a la luz de lo expuesto, se ha comprobado que la cuenta embargada se nutre exclusivamente de una pensión de jubilación de la Seguridad Social, y que tiene realizados embargos mensuales, por tanto no procedería la traba de cantidad alguna, dada la naturaleza inembargable del saldo existente en la cuenta corriente en el momento de efectuarse esta».

De esta forma, la Tesorería estima el recurso formulado y se ordena el levantamiento del embargo practicado. La queja de Holguín radica en el trato que ha recibido por parte de responsables de la Seguridad Social. «Me trataron como si no les importara nada, ni corto ni perezoso el responsable se fue a ver a un funcionario y me dijo, tenga usted, hasta finales de septiembre no le podemos pagar».

Yo le respondí: «¿Pero cómo dice, hasta finales de septiembre. Entonces de dónde como yo, me vengo aquí, me dan ustedes de comer y me pagan todo lo que yo tengo que pagar? Y encogiéndose de hombros me contestó: ¡Ah!, es el procedimiento.

Holguín se queja: «Han cruzado mi cuenta a sabiendas de que era inembargable. Lo han hecho con premeditación y alevosía, me han quitado el dinero, me han robado mi pensión. Ya he ido tres o cuatro veces y me dicen que no, que tengo que esperar. Ya que han reconocido que se han equivocado, ¿por qué no me devuelven el dinero en el acto igual que en el acto me lo quitaron?».