Ponerse en las manos de un intruso le costó a un cacereño una grave infección. No quiere revelar su identidad, pero sí contar a través de este diario su experiencia "para que pueda servir a otros como ejemplo y prevención".

Cierto día, una propaganda encontrada en la calle le condujo a un consultorio dental para hacerse una prótesis. El pensaba que era legal, pero a raíz del problema que tuvo descubrió que la persona que le había atendido no era dentista. "Me puse en sus manos con total confianza, pero cada vez tenía más molestias y decidí acudir al dentista del centro de salud, que me reveló que tenía una infección generalizada en la boca".

Sólo necesitaba una prótesis, "pero sin saberlo me puse en manos de un intruso y ahora tengo un serio problema de salud bucodental", advierte para que otros no caigan en la misma trampa.