José María N.T., estudiante de 4º de Derecho, natural de Villanueva de la Serena, se lanzó hace unos días a la búsqueda de un piso como hacen decenas de universitarios durante estas fechas en nuestra ciudad. Entre otras opciones recurrió a la página de milanuncios, donde encontró dos suculentas ofertas, pisos prácticamente de lujo, situados uno en la avenida de Antonio Hurtado y otro en la avenida de España. Al verlos, José María contactó con los teléfonos que se le indicaban, pero solo recibió la contestación en el primer caso de un señor que decía que era de Madrid, y en el segundo de una mujer residente en Barcelona. Ambos respondieron que no tenían pisos en alquiler en Cáceres y que debía tratarse de un error.

La siguiente forma de contactar con el presunto arrendador era a través de un correo electrónico, y así lo hizo José María. Le respondió un tal Jamie Williams, un inglés que decía que durante su estancia en España se compró un piso en Antonio Hurtado, pero que tras haberse divorciado lo había puesto en alquiler. Simultáneamente le solicitaba una foto personal y una copia del DNI, además de exigirle un ingreso previo de la fianza del piso (860 euros) más dos meses de anticipo, que sumaban 990 euros, en total 1.850 euros de una tacada. Le explicaba, seguidamente, que como él no se encontraba en el país, José María tenía que contactar con la agencia internacional Airbnb, el portal más famoso de alquiler de vivienda, porque ellos eran los intermediarios y los encargados de enseñarle el piso, pero que antes de ver la vivienda tenía que hacer el pago. «Estuve a puntito de caer, pero me sonaba todo rarísimo, así que decidí acceder a una página de internet donde aparecen los timos más frecuentes del alquiler y se describían casos que coincidían exactamente con el mío».

José María volvió a ver otro piso, en este caso en la avenida de España. Le respondió David Rapolas, de 38 años y residente en Lituania. Se trataba de un piso renovado, equipado, con internet y hasta garaje. La fórmula era la misma: Airbnb como intermediaria.

Ahí no queda la cosa, José María comprobó cómo en anuncios diferentes de zonas de Cáceres distintas aparecían las fotos del mismo piso, además algunos anuncios se iban borrando y se sustituían por otros nuevos (calle Badalona, Diego María Crehuet...). «Lanzo este aviso para que la gente esté prevenida y no caiga. Te hacen ingresar el dinero sin ni siquiera ver el piso previamente, te tienes que fiar de unas fotografías», explica el afectado. «La máxima debe ser: ‘No podemos pagar sin ver’».

El portal Idealista se refiere a este tipo de fraudes: el propietario que no puede enseñarte la vivienda y pide dinero por adelantado. Estas estafas se suelen dar en páginas de anuncios de cualquier parte del mundo. Se trata de inmuebles en un estado excepcional, con unas características y precio casi de ensueño. Las fotos son de una gran calidad y muestran inmuebles perfectamente cuidados y con un aire contemporáneo y de diseño. José María se libró; su caso puede ayudar a que no nos den gato por liebre.