Junto a la puerta, en una mesa soleada giran las fichas del dominó. Siguen un mismo recorrido hipnótico, al compás. Sale Juan y saluda por su nombre a un cliente, y a otro y a otro. Conoce el nombre de todos, «son amigos», recalca. No es para menos. Pisó por primera vez el bar que abrieron su padre Geráximo Palacios y su tío Ángel en el 68 en pleno corazón de Llopis con once años y hoy celebra su cincuenta aniversario.

Medio siglo lleva el bar Palacios abierto, el documento que lo acredita luce colgado de una de las columnas del establecimiento. Juan ha pasado su infancia, su juventud y su madurez entre las paredes del bar junto a sus hermanos Isabel y Antonio, y sus primos Ángel, Faustino y Ana. «Salía del colegio y venía a vender boletos», recuerda. Con el oficio aprendido, abrió otro establecimiento unas calles más lejos, pero luego regresó al local que llevaba su apellido.

Junto a su hermano Antonio -ahora jubilado-, su mujer María y su cuñada Candi, ha dirigido bar Palacios durante veinte años. A tan solo unos metros, Antonio y Paco Cancho compartieron la misma suerte. Los hijos de Lucio Cancho y María Dolores Plata compartieron horas en la ferretería que abrió su padre.

Ahora reparten varios negocios en la capital cacereña, pero el germen sigue en la calle Colombia, donde Lucio decidió subir la persiana a su ferretería que un día incluso lució una estafeta de correos. Los dos negocios de barrio, de la calle, cumplen hoy 50 años. Para celebrar el medio siglo, organizarán una fiesta este sábado para vecinos y clientes. Desde las 12 horas recibirán en el bar de la plaza a los invitados para soplar las velas y pedir unos cuantos años más de vida a sus negocios.