Cuando la alcaldesa demora el cambio de la ubicación del mercado franco hasta que se encuentre el lugar definitivo quizás esté pecando de optimismo o de ingenuidad, porque dadas las dimensiones y problemas que plantea se me antoja una aventura destinada a cambiar cada poco tiempo. El actual mercado ha desbordado los fines y objetivos por los que se creó y por lo tanto debe analizarse desde otras perspectivas.

Por otra parte, el Cáceres de finales de los años setenta y principios de los ochenta no tiene nada que ver con el actual. Por entonces comenzaba a construirse el bario de Moztezuma, no existía Nuevo Cáceres, ni Fratres, ni apenas la Mejostilla, Vivero etc. De ahí que fuera factible situarlo en el centro de la ciudad sin que produjera problemas de tráfico, lo que hizo de él paseo habitual en las mañanas de los miércoles a veces solamente por distracción.

Hoy todo eso es inviable. En primer lugar es imposible acercar los productos a todos los cacereños pues siempre estarán lejos de muchos de ellos y pretender que los vecinos de un barrio acepten las incomodidades que origina es simplemente ingenuo. Por otra parte, la proliferación de hipermercados ha abaratado la compra y facilitado su adquisición sin necesidad de desplazamientos tan largos y con aparcamientos sin fin y por lo tanto ha contribuido a disminuir la clientela.

XSIN SERx exhaustivos ha de tenerse en cuenta que además de un amplísimo espacio para los puestos es necesario dotarlo de aparcamientos para clientes y comerciantes, de sanitarios, de agua, alcantarillado y de transporte público. Es decir, que debería instalarse en el extrarradio y eso no lo aceptaría ni el personal que compra ni el que vende.

Porque si la actual situación, tan cercana a un numeroso núcleo de población, ha puesto de manifiesto sus fallos, llevarlo al extrarradio sería certificar su defunción definitiva.