Si en Extremadura hay una ganadería legendaria, esa es la que ahora se lidia a nombre del heredero del Conde de la Corte. Debe ser un orgullo para cualquier aficionado, más si es extremeño, pues desde 1920 pasta en la finca Los Bolsicos, en Jerez de los Caballeros. Toros de leyenda, toros en toda la acepción de la palabra, germen de la inmensa mayoría de los toros que hoy se lidia por los ruedos de Iberia. Ayer, solo su presencia, que no fue exagerada de hechuras y sí bastante normal, ya daba importancia a todo lo que sucedió en el ruedo del coso de la Era de los Mártires. Cabezas íntegras y toros que no fueron fáciles, pero para eso están los toreros, que ayer los tres mostraron una excelente disposición. Cortaron un trofeo Bejarano y otro López Chaves, no así Juan José Padilla, pero los tres dieron cuenta de una excelente disposición.

El primero de Padilla era un dije de toro por reunido. Amplio de cuerna, como es el toro condeso, y muy en el tipo de la ganadería. Prometía en el capote, pues se desplazaba, pero no humillaba. Con la cara alta en el caballo, sólo apretó por el pitón izquierdo. Con más voluntad que brillantez pareó su matador y llegó a la muleta sin acabar de desplazarse, con un punto de violencia. Fue un toro manso y con él hizo el esfuerzo el torero en una faena de poco lucimiento. Galopón de salida el cuarto, prometía por su buen tranco, pero se lastimó en un encontronazo con un burladero. Suelto en los capotes, tampoco le ayudó Padilla en sendos lances por faroles. Así, tras un tercio muy exigente de banderillas, el toro renunció y el torero sólo pudo acreditar su voluntad.

El primero de Manuel Bejarano fue devuelto por blando. Corrió el turno y salió el que iba a lidiarse en quinto lugar. Poco prometía en el capote, no humillaba y le costaba desplazarse. Tampoco hizo una buena pelea en varas pero el torero le hizo una faena acorde a sus condiciones. Series cortas al principio y después, alguna y especialmente al natural, más logradas, llevándole más largo. Como le mató de una estocada muy efectiva, paseó la primera oreja de la tarde. El sobrero lidiado en quinto lugar era una preciosidad de toro. Tampoco hizo grandes cosas en el primer tercio pero se desplazó en banderillas. Todo el trasteo de Bejarano fue sobre la mano derecha, en el que se echó de menos intentar llevarle un poco más, aunque bien es verdad que al toro le costaba desplazarse.

La lidia de Domingo López Chaves al tercer toro tuvo un gran mérito porque explicó cómo un torero puede sobreponerse y mejorar a un toro, que de salida fue deslucido. Mansote en el caballo y trotón, en la faena lució la inteligencia del salmantino. Primero alternando las series por ambas manos para que no se confiara el condeso. Después alegrándole con la voz y con firmeza en los toques. Con decisión, le fue corriendo la mano con limpieza y su trasteó fue meritísimo pero a la vez vibrante. Paseó una oreja de peso. El sexto fue imposible.