Rosalía Campos tardó más de cuatro días en lograr entrar en su casa de La Cañada, calcinada por las llamas provocadas por el incendio de un brasero el pasado 28 de diciembre, tal y como publicara entonces este diario. Dice que le temblaban las piernas al imaginarse cómo había quedado todo. Ayudada de su hermana se armó de valor. Le costó encajar el estado en el que estaba: "Lo hemos perdido todo, los muebles, la ropa, todos los recuerdos de cuando mis hijos eran pequeños, los vídeos de mis embarazos,... Recuerdos de toda una vida que me gustaría haberle enseñado a mis nietos", decía ayer Rosalía. Recibió a este diario en su nueva casa, una vivienda social en Aldea Moret que le ha prestado el ayuntamiento hasta que se arregle la suya.

Está aún desconcertada por lo sucedido y asegura que en estas dos semanas no pegado ojo ni una noche. Pero el consuelo le llega al ver a su hijo: "Le voy a cambiar la fecha de nacimiento. Ahora su cumpleaños será el 28 de diciembre en vez del 15 de enero. Ha vuelto a nacer. Que esté aquí es un milagro y lo más importante, lo demás es material", asegura mientras mira con una sonrisa a su hijo Víctor, de 18 años.

Mareado

Víctor se encontraba en la casa de La Cañada en el momento del incendio. Dice que estaba dormido y que al despertarse todo estaba envuelto en llamas: "Me desperté mareado. Primero intenté apagarlo, pero no pude e intenté salir a calle", explica Víctor. Ya no se acuerda de más porque un vecino le sacó a la calle después de que se desplomara junto a la puerta de entrada a la vivienda. Justo entonces llegaron los bomberos, quienes aseguraron que las tareas para sofocar el incendio fueron complicadas debido a las altas temperaturas que había adquirido la casa, lo que dañó la estructura de la misma. La labor de los operativos se centró primero en localizar al hermano pequeño de Víctor, de 15 años. Por suerte no se encontraba en la vivienda, pero Víctor, aturdido por lo sucedido, no lo recordaba. Los que no lograron salvarse fueron sus tres perros, que fallecieron por intoxicación. Minutos después llegó Rosalía y el pequeño de sus retoños --ella venía de trabajar, es auxiliar de clínicas--. Al ver lo sucedido, ella tuvo que ser atendida por los médicos por un ataque de ansiedad. Su hijo Víctor fue trasladado al San Pedro de Alcántara por inhalación de humos.

Tras el accidente, Rosalía estuvo tres días en el albergue de Valhondo, su hijo Víctor se marchó a casa de una tía en Jerte y el pequeño, a casa de una amiga. Hace unos días le entregaron las llaves de la vivienda social en Aldea Moret y ayer era la primera vez que se reunía allí con sus hijos. Habían preparado paella para comer y les acompañaban la madre y una hermana de Rosalía. Lo habían cocinado en un hornillo: "De mi casa solo hemos recuperado la nevera, que funciona, algunos platos y cubiertos y algo de ropa, que he lavado muchas veces porque huele mucho a humo", explicó Rosalía.

Lo mejor, la ayuda

Sus vecinos de La Cañada se han volcado con su familia. El bar Emi ha iniciado una campaña para recaudar fondos y recoger ropa. También se ha unido a la iniciativa Juani Galán, de la multitienda. "Lo que más necesitan son mantas porque su nueva casa es muy fría. Les hace falta el calor de la gente", indicó Juani Galán.

"Doy las gracias a todo el mundo que nos está ayudando y pido perdón por si hemos molestado a alguien. Mis vecinos me dan mucho ánimo y eso es lo que ayuda", asegura Rosalía. Ahora tendrá que esperar a que la Junta --propietaria de la vivienda de La Cañada, que le fue concedida en régimen de alquiler-- arregle su vivienda calcinada. Mientras tanto residirá en Aldea Moret, en una casa que se va llenando de comida, mantas, electrodomésticos y ropa de donaciones desinteresadas. "No me queda más remedio que seguir adelante. Tengo que tirar de mis hijos. Con estas cosas o te hundes o te levantas". Ella tiene fuerzas de sobra para mantenerse en pie y caminar.