Toda la ciudad volvió a demostrar su devoción por la patrona durante el recorrido procesional que va de la concatedral hasta Fuente Concejo y que tradicionalmente sirve a cientos de cacereños para despedir a la Virgen de la Montaña, que ayer volvió a su santuario tras la celebración del novenario.

A las nueve de la mañana una muchedumbre inició el recorrido desde Santa María. Los hermanos de carga, con túnica azul y capelina blanca, portaban orgullosos a la patrona, que lucía el manto que ellos mismos le han regalado y que ha sido confeccionado por una industria artesana de bordados radicada en Valencia. La Virgen portaba la corona de diario y desfiló sobre las andas de plata, con flores blancas y amarillas.

En la calle Fuente Nueva, los vecinos engalanaron sus balcones con mantones y en el número 48 se dispuso un pequeño altar. Emotiva fue la entrada en Mira al Río, donde la cacereñísima Felisa Rodríguez le cantó una salve. Entre alabanzas de Viva la Virgen de la Montaña, viva la patrona de Cáceres, viva la cacereña bonita , el vecindario le dedicó una salutación que decía: Virgen de la Montaña, madre divina y santa, todos los de Mira al Río nos rendimos a tus plantas . Al término, hubo suelta de palomas.

El momento más emocionante de la procesión fue, sin duda, la entrada de la patrona en Fuente Concejo, donde cientos de cacereños acudieron para despedirla. Allí estaban los representantes municipales, encabezados por el alcalde José María Saponi, que recogió su bastón de mando. Los fieles cantaron el redoble y, a ritmo apresurado, la Montaña regresó de nuevo a la sierra de la Mosca.

Ya en el santuario, hubo eucaristía en la explanada y, posteriormente, reunión de los hermanos en el hoyo , lugar cercano a la casa de ejercicios, donde se recitan poemas, se bebe vino, se comen pinchos, se canta la salve y se reza por los hermanos fallecidos. Para culminar, a las cinco de la tarde, la Virgen volvió a desfilar en la tradicional procesión de bendición de los campos.