Apenas se anunció la intención de una empresa de extraer litio de las faldas de la Montaña se creó una plataforma contraria al proyecto que ha sabido organizarse y publicitar su postura legítimamente. Gracias a ellos muchos cacereños se han enterado de la riqueza ambiental que se esconde en un paraje que no deja de estar en boca de los catovis pero del que desconocían casi todo. Como en todos estos casos hay gentes más radicales y menos dogmáticos y parece que han pasado de la negativa a dialogar con la empresa a requerirles información más detallada para estudiarla y pronunciarse sobre ella.

No se trata de una rendición ni una vuelta atrás sino de una postura lógica y positiva para los cacereños pues si bien la plataforma ya ha difundido razones más que considerables sobre los perjuicios que ocasionaría la mina no está de más que estudien con detenimiento las razones de la otra parte. Una postura que contrasta con la de los partidos políticos que, cerrilmente, se niegan incluso a dialogar con la empresa. No se puede entender la postura del alcalde ni la de Monago, que de estas cosas deben saber lo mismo que yo: nada, y por eso necesitamos la información de todas las partes. Ahora bien, la difusión que han alcanzado con sus diferentes actuaciones no debe llevarnos a engaño y pensar que todos los cacereños están en contra de la mina pues en las conversaciones privadas son muchos los que se manifiestan a favor exigiendo, eso sí, aminorar hasta el extremo los perjuicios y multiplicar los beneficios. Sin embargo, como en tantas otras cosas, muy pocos, por decir alguno, han salido a defender su postura públicamente y desde luego han sido incapaces de crear una plataforma y difundir su postura.

Si, como aseguran, hay razones suficientes para defender la extracción no se entiende que no hagan los esfuerzos necesarios para conseguir la autorización necesaria aunque, como es costumbre por aquí, teman más las insidias y acusaciones de connivencia con «los australianos» que tanto se repiten en algunas redes.

*Profesor