La conocida galería comercial de Tacheles, el puente de Oberaumbrücke, la iglesia rota o el Mite, son algunos de los rincones berlineses que pueden verse a través de la muestra pictórica del artista y arquitecto técnico cacereño, Luis Miguel Vaz-Romero, que se exhibe en el pub María Mandiles hasta el 17 de junio. Todos los días a partir de las 16 horas.

Se trata de nueve cuadros elaborados en técnica vista sobre lienzo, en colores vivos y aprovechando materiales de desecho como el vidrio o el cartón. Para el artista supone ya la octava exposición individual en la ciudad de Cáceres.

Tras un viaje a Berlín durante el verano pasado, Vaz-Romero decidió mitificar esta capital europea: "es una ciudad que me interesa mucho porque es muy abierta y cosmopolita y en la que hay un movimiento de vanguardia a todos los niveles culturales, de hecho --continúa-- está considerada el París del siglo XX".

A través de las paredes del pub de la calle Pizarro, uno puede conocer la zona este de Berlín a través de los ojos de este pintor cacereño. "Quizá la pintura que más me guste sea el puente de Tacheles", cuenta, "es un sitio que me llamó la atención especialmente por la cantidad de cultura que se observa en su interior". Y es que Tacheles se encuentra ocupado por un centenar de pintores, escultores y artistas de todo tipo desde la caída del muro de Berlín. Sin embargo, en estos momentos se encuentra en peligro de derribo.

Pequeño homenaje

"El hecho de que probablemente la próxima vez que fuera a la capital alemana no pudiera volver a ver este centro cultural, me llevó a hacerle mi pequeño homenaje con dos cuadros en esta exposición", cuenta Vaz-Romero, "es un lugar importante, representa el libre pensamiento, podría denominarse la copia de la Bauhaus, con la que Hitler acabó durante su dictadura", continúa.

La iglesia rota es otro de los lugares emblemáticos que tienen cabida en esta exposición. El autor ha escenificado en el lienzo el momento en que la parroquia fue bombardeada durante la segunda guerra mundial, "de ella solo queda la fachada, que se conserva perfectamente", cuenta. Igual que en las películas, en las que la imagen se acompaña de música, la exposición cuenta con su propia banda sonora. Suenan temas de David Bowie, Radiohead o The Cure, "son todos grupos de los 70 que ayudan al espectador a situarse mejor y adentrarse más directamente en lo que es esta ciudad".

"Esta muestra es mucho más positiva que la anterior, que fue un poco más conceptual y sentimental", explica, "pinto de acuerdo con el momento que vivo, quizá en la anterior vivía un momento más crítico", recuerda. El precio de los cuadros oscila entre 200 y 360 euros. El artista espera ampliarla y poder llevarla fuera de la ciudad para enseñar "un lugar que supo recomponerse después de la segunda guerra mundial y de la guerra fría y que aprendió a hacerse cosmopolita, culta y abierta".