Contactó con la cooperativa de miel Apihurdes para que le sumistraran 50 kilos de miel en garrafas de cinco kilos que iba a utilizar para fabricar morcilla para su negocio de embutidos, que explota en la capital cacereña. Tras adquirir el producto, parte del mismo lo envasó en tarros de cristal para proceder a su venta, aun sabiendo que le había sido suministrado para la fabricación de embutidos y no para su venta. Además, sin el conocimiento ni la autorización de la cooperativa Apihurdes, la administrativa del negocio cacereño, también imputada en esta causa (el otro acusado es el propietario de la tienda), descargó de internet el número de registro sanitario de la miel y unas etiquetas para ponerlas en los tarros. Llegó a vender dos tarros de dos kilos. El Juzgado de lo Penal Número 2 de Cáceres les condena ahora a pagar una multa de 360 euros a cada uno por un delito contra la propiedad industrial en su modalidad de venta al por menor. No es firme.