Aún recuerdo, de mi lejana vida escolar, en el tiempo remoto de la niñez, cuando el maestro de "preparatoria" --que era el año anterior al ingreso en Bachillerato-- hacía la "prueba del nueve" a todas las operaciones aritméticas que hubiera hecho en mi cuaderno de deberes, para comprobar que eran correctas y podría ser aprobado.

Esta "prueba del nueve" adquirió entonces para mí un valor casi taumatúrgico sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Sobre la efectividad de la bondad y rectitud de lo aprendido, de lo vivido, de lo que sentía en cada momento, de lo que debería ser aprobado o suspendido del comportamiento humano. Todo lo cual ha sido causa de que hoy en día, pasados ya los años, se me haya metido en el "magín" aplicar la "prueba del nueve" al análisis de toda una época histórica: el pasado siglo XX y a los avatares que hubieron lugar a lo ancho y largo de esos cien años en todo el mundo; pues buena parte de ello lo viví directamente por impregnación o por información; y otra parte me la relataron con pelos y señales desde distintas fuentes, lo que me permitió siempre tener varios puntos de vista, varias versiones de cada hecho o acontecimiento, para poder someterlo a las divisiones y comprobaciones que exige la dichosa "prueba".

El resultado ha sido demoledor. En todos los años acabados en nueve, que son los momentos de aplicación de esta curiosa evaluación, los acontecimientos que tuvieron lugar fueron desastrosos, trágicos, críticos y con unas consecuencias radicalmente negativas.

Ya en la primera década del siglo: en 1909, los dramas universales fueron de una violencia inusitada: En Barcelona tuvieron lugar las dramáticas jornadas de la "Semana Trágica", como consecuencia del inicio de la Guerra de Africa. Mientras en la Península de los Balkanes, en Libia y en los países hispanoamericanos crecían las tensiones, los enfrentamientos y hasta los prolegómenos de futuras guerras.

En 1919, recién terminada aquella catástrofe universal que fue la Gran Guerra, sus consecuencias derivaron en una paz de odios y resentimientos; en una era de pobreza, hambre y epidemias --entre ellas la "gripe española"-- que alargaron la mortalidad y las desdichas de la propia guerra. Siguiendo esta desdichada serie, en 1929 se desencadenó el "crack" de Wall Street. La suspensión de pagos de los más general y crítica del capitalismo universal, con sus secuelas de paro, pobreza, hambre y ruina de todos los países dominados por este sistema económico. El 39 se desató la II Guerra Mundial, y en décadas posteriores se fueron anudando "guerras frías" y calientes en todos los rincones de la Tierra. El año actual no termina en nueve, pero sumando todos sus dígitos dan un total de nueve. Al final del próximo diciembre sabremos si la prueba del nueve es positiva en este período, y si se le podrá aprobar por buen comportamiento.