Si los pañuelos rojos con San Blas bordado fueron la novedad del 2010, este año triunfaron los cordones de color negro. "La gente más joven nos lo pedía otros años porque les gusta más ese color, y ahora lo hemos incorporado junto con el malva, que también es nuevo este año", explicaba Nati Quintana apostada tras la mesa situada en la ermita. Sobre el tablero, cientos de cordones de distintos colores en un montón. Además de negros y malvas, los habituales azules, rosas, amarillos, rojos y verdes. "Hemos comprado 10.000 porque el año pasado se agotaron", explicaba Mari Justi Iglesias, también tras la mesa. Son 4.000 unidades más que entonces, cuando, un día soleado ayudó a agotar los 6.000 cordones disponibles.

Ayer, con menos público, el recuerdo más tradicional de la romería --al que se atribuye la propiedad de proteger de los males de garganta-- fue también el más demandado. Por 0,50 euros la unidad, la gente los llevaba de de cinco en cinco o seis en seis.

¿Y cómo hay que llevarlo?, era la pregunta de quienes se estrenaban en esta tradición. "Lo anudas al cuello y cuando no lo vayas a usar lo quemas o lo guardas para volver a utilizarlo cuando te duela la garganta", respondía Quintana. Y así los cordones de colores engalanaron y aliviaron ayer más de una garganta maltrecha.