Digo esto, porque alguien podría pensar que en una urbanización recién edificada, como es la zona de El Vivero y sus aledaños --R-66 (pongámonos a pensar ponerle un nombre más sonoro o bien sonante a aquella zona), Cabezarrubia y Los Castellanos--, con algunas zonas ajardinadas, no hay nada que pueda notarse en falta. Por el contrario, carecemos de cosas que estimamos imprescindibles.

Un ejemplo de estas carencias es la total ausencia de instalaciones para nuestro enriquecimiento cultural. Sé que en el ámbito de otras asociaciones de vecinos tampoco hay bibliotecas, casas de cultura u otros centros en los que la cultura --en el mejor sentido del término-- constituya el vehículo más eficaz para llevarnos al ocio constructivo.

Nada sucede por casualidad, porque, si bien es cierto que, a corto plazo, pudiera ser interesante llenar las horas de asueto de nuestros jóvenes con acampadas, pistas de baile y demás inventos nocturnos para ´pasar´ (perder) el tiempo, no lo es menos que, a la larga, si examinamos el asunto con perspectiva, podremos comprobar que se ha producido en ellos una ´bananización´ de sus conciencias, además de no haber conseguido encandilarlos con tales inventos. Los hechos lo están demostrando.

En asuntos quizá más pedestres también tenemos carencias, una del todo punto inexplicable: hay aquí un flamante, magnífico pabellón, para la práctica de los más variados deportes, pero éste aparece clausurado a cal y canto. No tenemos noticias relacionadas con la fecha prevista y demás circunstancias en las esta añorada obra abrirá sus puertas a nuestros incansables deportistas. ´Carpe horam´.

También echamos en falta más cuidados de las zonas ajardinadas, para que no terminen por desaparecer. Tenemos --anótenlo-- tres fuentes, tres, de cuyos surtidores no ha visto salir el agua ni el más viejo del lugar. También necesitamos que los servicios de limpieza acudan con más presteza y diligencia a nuestras calles; queremos que haya también más vigilancia, en especial en el entorno del colegio ´García de Paredes´, un edificio desocupado que se ha convertido desde hace unas semanas en una preocupación para todos por la reciente y frustrada acción de unos okupas, y por el uso que de él hace un grupo de jóvenes no muy amistosos al llegar la noche.