Cáceres, 26-10-1974. Gestiona el Restaurante Eustaquio Blanco tomando el relevo de su padre, una persona muy añorada.

--¿Es mucha responsabilidad el legado de un restaurador tan significativo como su padre?

--La verdad es que sí. Antes de empezar el negocio llevas a tus espaldas el compromiso de seguir trabajando de la misma forma y mantener la calidad. Se te exige buscar el equilibrio entre tradición y modernidad. Mi padre supo transmitirme su apuesta por la calidad del producto y el trato personalizado con el cliente, además de la importancia de crear un ambiente humano en el centro de trabajo. He intentado añadir una ración de riesgo e innovación que nos siga situando en el mercado actual. Y, al ser un negocio familiar, implica un mayor nivel de esfuerzo emocional porque se convierte en una forma de vida que afecta al resto de miembros de la familia.

--¿Cuándo decidió que iba a seguir sus pasos?

--Fue mi padre quien me empujó a conocer su mundo a los 17 años. Simultáneamente, yo realizaba mis estudios. No puedo decir que "de tal palo, tal astilla": mi padre era un profeta de la gastronomía extremeña, un excelente cocinero con una sensibilidad única, y a mí lo que me atraía era la gestión de empresa. Estaba entusiasmada con trabajar en dirección de hoteles, pero finalmente decidí seguir en el negocio familiar .

--Ya tienen sección de tapería, ¿es solo una moda?

--No. Tapear se ha convertido en una forma de vida, una transformación brusca y algo inesperada en la hostelería. Es un ejemplo de que la crisis trae dificultades, pero tambien oportunidades. Hay que ofrecer lo que necesita el mercado para no quedarse estancado o fuera de él.

--Hace poco tuvieron de cliente a Norma Duval. ¿Qué famoso le ha caído mejor?

--Del mundo artístico me parecieron encantadores Alaska, Eduardo Noriega, Hugo Silva, José Coronado y Emilio Gutiérrez Cava. En la política, Fernández Vara, Ibarra y Rajoy, que fue muy divertido. Por supuesto la visita del rey Don Juan Carlos conllevó emociones intensas. Y Carlos Arguiñano me cautivó con su personalidad genuina.

--¿Cree que Cáceres se vende bien para el turista?

--No lo suficiente. El patrimonio histórico no puede ser la única motivación. Hay que entretener al turista, ofrecerle actividades, rutas que conviertan su viaje en una experiencia única. Y por supuesto apoyar iniciativas que tengan que ver con la cultura de la gastronomía. Son muy necesarias y productivas. De hecho nosotros tenemos en proyecto la planificación de eventos originales que nos diferencien, como encuentros de NetWorking , talleres para grupos, showcooking ...