--¿Quién le animó a meterse en política municipal?

--Me afilié al PSOE en 1985. Me llamó Victoriano Roncero, que acababa de volver de Madrid donde era diputado. Sánchez Polo le había hablado muy bien de mí, que sí me conocía bastante. Siempre iba en sus listas, pero le decía que en los puestos de atrás porque no quería salir como concejala. Con Roncero fui en el número 7 de la lista y salió hasta ahí en las elecciones de 1995.

--¿Cómo era la ciudad?

--El alcalde Sánchez Polo hizo muchísimo. Lo tenía todo muy hilvanado y preparado para que Cáceres continuara adelante. En 1995 entró Saponi y me hice cargo en la oposición de llevar sanidad y consumo y fomento del empleo, que era sobre todo el mercadillo.

--De todo lo que se hizo en aquella legislatura del 95 al 99, ¿con qué se queda?

--Participé en el reglamento de venta ambulante con Teresa Bravo como concejala y con Emilio Manso en otro para animales domésticos. También me encantaba el área de Servicios Sociales, participar con los oenegés, con las mujeres... Entré en política para hacer cosas por Cáceres y, aunque no soy de aquí, vivo Cáceres más que si fuera mío.

--Le tocó estar siempre en la oposición...

--No puedes hacer nada. Intentaba que aceptaran lo que yo decía, lo proponía con naturalidad y no con firmeza. Con Teresa Bravo, del PP, congeniaba bien. Le proponía que se hicieran cosas en la OMIC para defender a los consumidores.

--¿Era otra forma de hacer oposición a la de ahora?

--Creo que sí. Victoriano Roncero era muy dialogante y teníamos un equipo en el grupo municipal bastante bueno. Hasta los funcionarios nos decían que trabajábamos mucho.

--En la legislatura de 1999 a 2003 volvió a ganar Saponi...

--Ahí ya dije que no continuaba porque ya veía que no podía hacer nada de lo que me hubiera gustado. Hubo unas primarias en el partido y Roncero mandó una carta a los militantes para que opinaran quiénes debían ir al ayuntamiento. Mucha gente me puso a mí y por eso seguí. Agoté aquella legislatura en la que se marchó Vito.

--Han pasado diez años desde que lo dejó. ¿Ha echado de menos la política municipal?

--Seguí trabajando. Nunca lo dejé. Otros concejales ni siquiera aparecían por su puesto de trabajo y no estaban liberados. No, no la echado de menos. Ocho años fueron suficientes.

--¿Qué le hubiera gustado hacer en caso de haber gobernado?

--Me habría encantado que la OMIC hubiera funcionado a pleno rendimiento, que los ciudadanos hubiesen estado más representados en el ayuntamiento en ese sentido, pero no pudo ser. También me gustaba mucho Bienestar Social.

--¿Qué cualidades debe tener un político municipal?

--Las que no tiene la alcaldesa actual. Que te guste tu ciudad, que te gusta luchar por ella, por tus ciudadanos y entres con ganas de poder hacer muchas cosas. Si en esta legislatura no está haciendo nada, imagínese si gana otra... No me gustan las mayorías absolutas.

--¿Por qué nunca ha llegado un gobierno de mayoría socialista?

--Cáceres en sí es conservadora. Creo que debería volver un gobierno socialista a nivel local. Se debería hacer algo porque la ciudad está muerta en todo, en comercio, en servicios sociales o en trabajo. Tengo a mi hijo en Sevilla y, aunque también hay mucho paro, se ve movimiento. Aquí no hay nada. Se cierran las empresas y todo el mundo se queda tan pancho.

--¿Por dónde pasa entonces el futuro de Cáceres?

--Tiene mucho que decir en turismo, pero tampoco se está haciendo gran cosa. Es el principal valor que hay que explotar y darle alternativas a los jóvenes.