Manolo Bejarano se despide este año de los toros. Será en San Miguel, en una corrida que ya se prepara para que Cáceres y su torero se despidan. Ahora recuerda los lances que le unieron para siempre a la tauromaquia, en una feria de San Fernando.

--¿Qué son los toros para la feria de Cáceres?

--No concibo una feria sin festejos taurinos. Aquí hay buena afición.

--¿Y qué significa San Fernando para Manolo Bejarano?

--Es donde están mis primeros recuerdos de los toros. Recuerdo que me atraía la música y el colorido de los festejos taurinos. Y ahí empezó mi interés por ser torero.

--Un recuerdo especial...

--Hay algo que me marcó. Yo tenía unos 10 años y estaba en la puerta de arrastre, por la que entran los toreros, porque quería entrar en la plaza. Toreaban El Niño de la Capea, Espartaco y Roberto Domíngez. Le pedí al Niño de la Capea que me metiera, pero no lo hizo, y Espartaco sí. No me separé de él en toda la tarde. Llevaba un traje rosa y oro.

--Eran las figuras a las que admiraba..

--Es como si le pones a un niño ahora a Cristiano Ronaldo y a Kaká.

--Luego compartió tardes con algunos de ellos..

--Sí. Espartaco fue mi padrino en la alternativa y con El Niño de la Capea tengo una buena amistad.

--Un deseo para San Fernando...

--Que los toros embistan y los toreros estén muy bien, especialmente los extremeños.