Cuando Juan Pedro inició su investigación, supuso que su tío abuelo ya habría fallecido, pero la confirmación llegó desde Francia, con la documentación del reo 73.986 de Dachau. "Junto a la partida de nacimiento, que me confirmó que efectivamente se trataba de mi familiar, podía verse una pequeña anotación; el fallecimiento de Isidro en Toulouse en 1977", indica.

A día de hoy, Juan Pedro no ha contactado con los descendientes. "Podríamos intentar hablar con sus nietos o bisnietos, pero dudo que quieran e incluso que sepan algo de toda esta historia que vivió". Apunta que cuando inició las investigaciones y se puso en contacto con distintas administraciones, descubrió que nadie había indagado antes en el pasado de Isidro, por lo que deduce que quizás su tío abuelo prefirió dejar su sufrimiento alejado de su familia. Por ello, no quiere abrir este recuerdo en los descendientes de Isidro pero sí necesitaba descubrir la verdadera historia de su tío abuelo, por él, por su padre y por su propio pueblo. "Soy historiador y, como tal, no quería dejar este capítulo de la historia de mi pueblo sin cerrar". Para Juan Pedro, saber la verdad ha supuesto una liberación, "el fin de una deuda que tenía que saldar". "Al menos ahora sé que la historia de Isidro acabó con un final feliz. Mi investigación también", concluye.