Es el voluntario más veterano de Cáceres. A sus 71 años aún continúa al pie del cañón bajo las siglas de DYA, después de estar más de medio siglo en Cruz Roja. Esto le valió en su día la Medalla de Oro de esta ONG internacional. Hombre siempre dado a los demás, sus inicios se pierden en la memoria, la de aquellos que ya no están y que le veían siendo sólo un monaguillo y asistiendo a quienes siempre necesitaban de una mano amiga.

¿Cuál ha sido su momento más duro?

-- No podría decir uno, porque han sido muchos los accidentes de tráfico donde he actuado. Sin embargo, recuerdo lo doloroso que fue un accidente de camión en el que murió su conductor. El soldado que me acompañaba incluso se mareó al ver los restos del siniestro.

¿Le han pagado alguna vez por los servicios?

-- Nunca. Jamás he recibido un duro. Lo importante del voluntario es eso.

¿Su labor le ha valido para hacer amigos?

-- Me siento afortunado. Tengo buenos amigos en Cruz Roja y ahora en DYA, mi otra familia. Mi trabajo me ha permitido que me conozcan en todo el país.

¿Su dedicación?

-- Me he ganado la vida haciendo de todo.