Hace escasamente 20 días el ayuntamiento levantó la orden de cierre que pesaba sobre la librería Boxoyo. El cese cautelar de la actividad lo adoptó la alcaldía "por razones de seguridad" y en base a informes técnicos emitidos a raíz de la denuncia de un vecino --al que ahora ha dado la razón la justicia-- que aseguraba tener grietas en su piso, situado bajo este negocio, debido al peso de los libros del mismo.

El cierre de este negocio se acordó a principios de junio, y apenas dos semanas después, el día 16, el concejal de Urbanismo, José Antonio Villa, anunciaba la reapertura de la librería. Esta, hacía constar, "condicionada a medidas de seguridad que el técnico sugiere como necesarias y una permanente vigilancia".

Antes de que la resolución de la alcaldía ordenase el cese de la actividad de Boxoyo, de esta polémica se hizo incluso eco el defensor del Pueblo, que a finales de marzo respondió al requerimiento del propietario de la vivienda situada bajo la librería solicitando al consistorio un informe del expediente de este negocio.

Y tras ordenarse el cierre, fue el PSOE el que pidió el archivo del expediente por entender que de los informes técnicos "no se deduce que exista peligro alguno para los inmuebles anexos".