Una de las importantes misiones que tiene un ayuntamiento es la de ordenar el tráfico. No será necesario aclarar que en este caso ordenar no procede de mandar o imponer sino de utilizar racionalmente todos los recursos de los que dispone para conseguir que la vida de los ciudadanos sea más confortable.

Dada la estructura de nuestra ciudad y las características del Catovi eso resulta harto difícil como lo demuestran los muchos cambios de direcciones y planes de movilidad que se han llevado a cabo en Cáceres sin resultados satisfactorios. Todos los cacereños tenemos el derecho, algunos el deber dado su trabajo, de llegar al centro de la ciudad por lo que el ayuntamiento ha de utilizar todos los medios para que sea posible. Sin embargo nuestro ayuntamiento parece dispuesto a poner todas las trabas posibles para que eso suceda.

Así es cuando decide ampliar la zona azul pues supondrá encarecer el acceso a los habitantes de tantos polígonos alejados sin ofrecer ninguna otra alternativa porque a la vez se sube la tarifa del autobús.

Quizás debieran tomarse dos medidas antes de plantear cualquier solución. En primer lugar una campaña educativa que nos conciencie de la necesidad de utilizar el autobús y políticas para que su uso no sea excesivamente oneroso sino que se considere atractivo.

Y en segundo lugar retirar de las calles los cientos de autos que tienen su garaje particular en la vía pública debido a que las leyes no obligaban a hacerlos en los edificios. Existen barriadas enteras en el centro sin apenas garajes, como el caso de la Madrila alta y baja, Plaza de Gante, de Bruselas, parte baja de Virgen de la Montaña, Colón, Camino Llano etc. y en sus proximidades hay espacios suficientes para hacer aparcamientos subterráneos para residentes que dejarían plazas libres para rotación en esas calles. Y después habrá que plantearse si son necesarias las zonas azules y en qué cuantía o la construcción de aparcamientos disuasorios.