Aunque se desconoce la fecha exacta, parece que la tradición de besar el manto a la Virgen de la Montaña se remonta al siglo XVII, cuando el anacoreta Francisco Paniagua recorría la ciudad con una imagen pequeña de la patrona implorando limosna para levantarle una capilla en la Sierra de la Mosca. Paniagua también daba a besar a los cacereños el manto de la talla primitiva, que se conserva en la cueva y que no es la que desfila y se custodia en el camarín, esculpida por artista desconocido en la escuela sevillana entre los años 1620 y 1626.

Lo cierto es que el acto del Besamanto continuó después en el santuario cuando se celebraba allí la Novena; luego se realizó en Santa María cuando la imagen bajaba a la ciudad cada cuatro años, hasta que se institucionalizó una vez al año, coincidiendo con la bajada anual de la Virgen Santísima a la concatedral.

El Besamanto es el acto más tradicional del Novenario. La cofradía estima en miles el número de cacereños que están acudiendo al templo (solo ayer la cifra de visitantes rebasaba las 15.000 personas y hubo largas colas para acceder a la concatedral que llegaban hasta la plaza Mayor, todo un overbooking). Los cofrades dispusieron 45.000 estampas, según detalló el mayordomo Joaquín Floriano, y de estas 2.500 se han repartido en el Besamanto de Enfermos, que ha batido récord este año. Estas últimas estampas se han entregado en la Residencia Asistida, en los hospitales, en los centros de la tercera edad y en domicilios particulares.

Sólo en contadas ocasiones la Virgen de la Montaña luce mantos de cola puesto que la talla es de pequeñas dimensiones (mide 58 centímetros, 10 la cabeza, 8 el rostro y 25 el Niño, que tiene 7 centímetros de cabeza). El Besamanto es una de esas ocasiones idóneas para vestir a la patrona con manto de cola. Para esta edición se ha optado por una prenda de damasco dorado con fondo blanco, orlado con cenefa de cordones dorados, perlas y pedrería confeccionado en memoria de doña Eloísa Antequera en 1993.

Igualmente, ayer se celebró la mesa de ofrendas en el Palacio Episcopal, con productos donados por los cacereños, sobre todo dulces, que luego salieron a subasta. Los fondos obtenidos son para la cofradía. También tuvo lugar la mesa de ofrendas y la venta de rosquillas (se han encargado más de 3.500 y ya solo quedan 150). El Besamanto duró ayer hasta las 00.00 horas y continuará hoy desde las 08.00 hasta medianoche. Hoy también tendrá lugar la misa a los difuntos de la cofradía, que será en la concatedral a las 20.00 horas. La Procesión de Subida es mañana a las 09.00.